!QUE VAINA CON LA SENORA BACHELT! SUS ANTEOJITOS SON DE" CUERO E' COCHINO CON LOS PELOS PA' DENTRO" (Eligio Damas)

Eligio Damas (damas.eligio@gmail.com) To:you Details ¡Qué vaina con la señora Bachelet! Sus anteojitos son de “cuero e` cochino con los pelos pa` dentro” Eligio Damas En mi artículo anterior comenté, sobre lo que llaman, a manera de trampa, con una cubierta atractiva, lenguaje inclusivo. No es inclusivo, pese su disfraz y los argumentos usados para justificar el uso del inventado, sacado de un pote de avena, supuesto neutro, “todes”, para no decir todas y todos. Mas bien, lejos de ser inclusivo el proceder, es abusivo. Y lo es, pues no es el resultado de la elaboración del pueblo venezolano, como lo es y debe ser la lengua, sino un intento de imponerlo, tanto que se apela al carácter coercitivo de la Ley. Y recuerdo esto, por el uso de la expresión coloquial en el título de lentes de “cuero e` cochino pa` dentro”, de mucho uso en la Cumaná de mis tiempos de muchacho, para referirse a quien no ve lo que no le interesa ver. Y la uso, porque si alguien sólo ve lo que le interesa, esa es la señora Bachelet. Quienes antes han estado en el cargo que ella ahora ocupa, siempre han procedido de la misma manera, pero esta tuvo la mala suerte que, lo convulsionado del mundo de hoy, una etapa de profunda crisis del capitalismo y con la particularidad que la hegemonía del capital estadounidense pierde peso, pero sigue bajo el control de muchos mecanismos de la ONU, como en donde ahora ejerce, la ha puesto, para decirlo también coloquialmente, “con el trasero” en dos manos, en la obligación de “ver sólo lo que conviene” y lo que es peor, una vez tras otra sin descanso. Lo que la denuncia. “Allí, como usted la ve, echa la pendejita, con carita de monja de la caridad, gordita tímida, con sus anteojitos como disimulados sobre su blanco rostro, la señora Bachelet, es una culebra para pasar por debajo y un águila cuando debe cambiar de aposento”. Y digo aposento, por el respeto que me debe como dama, pues las culebras de verdad se guarecen en cuevas sòrdidas y las águilas en mugrosos nidos. Fue presidenta dos veces de Chile; vayan a allá, sobre todo cuando todo el mundo anda como alebrestado, pues ya no son solamente los Mapuches, y averigüen cuánto reprimió a estos y los estudiantes que, antes que ella fuese presidenta, permanecían en la calle reclamando lo mismo que le reclaman a Piñera. Y esto no es más que la aplicación de las normas del liberalismo que, mal aconsejan, como primario, al intentar disminuir los gastos del Estado, para que este ahorre bastante real para suministrar a la clase capitalista, recortar al máximo en el sector educativo, de salud, aunque los pobres no tengan acceso a la escuela ni a los hospitales. Y lo peor es que eso, lo puso en práctica, alguien que, de alguna manera, llegó dos veces a la Casa Rosada, palacio de gobierno de Santiago, amparada tras el nombre de Salvador Allende. A los Mapuches, se cansó de reprimirles y en sus dos períodos de gobierno, jamás atendió sus reclamos ancestrales, como lo relativo a sus tierras dadas en posesión a particulares, salvo tirarles encima a esos campeones mundiales de la represión contra el pueblo, desde siempre, que son los carabineros chilenos. Los mismos que aniquilaron a la gente de Allende, a raíz del golpe y sirvieron de fuerza de choque, sustento y represión a Pinochet. Examinen las cifras electorales, en los dos periodos cuando ganó la presidencia, para que constaten que lo hizo con muy bajo respaldo, pues la abstención llegó a niveles escandalosos. Tanto que, en la segunda oportunidad, como avergonzados por aquello, la recién electa diputada por el Partido Comunista Chileno, Camila Vallejo, habiendo apoyado a la ganadora, planteó públicamente la necesidad de establecer el voto obligatorio. La mimosita y como tímida gordita, apoyada por la derecha, que se apropió del Partido Socialista Chileno, el de Allende, seguramente porque sus sectores más progresistas fueron aniquilados por la represión de Pinochet, durante sus dos períodos de gobierno y con posterioridad, “no se llegó a enterar” que Chile y los chilenos quedaron atados a la Constitución arbitraria de la dictadura y en la cual todos ellos, incluyéndola a ella misma, se sustentaron para reprimir todo reclamo y favorecer los planes del FMI. Y lo digo así, como generosamente, para reiterar la denuncia, como en eso también se hizo la loca, vio con sus lentecitos y se conformó con gobernar con la misma Constitución que Pinochet elaboró para reprimir, explotar y acallar las voces de protesta del pueblo chileno. Piñera, en este su segundo período de gobierno, el de su muerte política, ha reprimido con tanta saña como el más brutal de los represores que “en el mundo han sido”, tanto como permitir que esos salvajes del cuerpo de carabineros, cansados de golpear, matar, desaparecer, llegaran al extremo de salir a la calle armados con balas de gomas para dejar tuerto o ciego a cualquiera manifestante que se les atravesase. Son cientos los chilenos víctimas de ese atropello y cruel delito por el cual todavía a Piñera no se le demandado dada su responsabilidad directa, sin contar los muertos y desaparecidos, sobre todo por su indiferencia ante los reclamos que llegaron a todos los rincones del mundo. Y si alguien más es responsable en eso, es la señora Bachelet, por expresidenta de Chile y “alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos humanos”, por haberse mantenido virtualmente indiferente ante aquellos atropellos y crímenes o dejándose manejar por funcionarios que, en ese organismo, actúan con premeditación y al servicio de intereses bastante definidos. En Ecuador, en los últimos días del gobierno de Lenin Moreno, como es del conocimiento público, se desataron grandes manifestaciones de protesta contra lo mismo, las políticas criminales del FMI y entonces la represión brutal hizo de las suyas. Y la señora Bachelet, sobre todo porque ya es un caso archivado, pareció no haberse enterado de aquello. En Brasil, Bolsonaro hace de las suyas, tanto como “ignorar la pandemia” y contribuir a que ella se multiplique, expanda a gran velocidad en su país, se vaya impunemente a la casa vecina y se expanda por el mundo, permite y hasta alienta la destrucción de la selva amazònica–y todo eso, aunque se diga que no, por formalismo, es un asunto de derechos humanos- mientras la señora Bachelet ni se da por enterada. En Bolivia, los golpistas que tumbaron a Evo y reprimieron a placer no merecieron que la señora Bachelet siquiera les nombrase y con la señora Añez, pecó en exceso de discreta. Si algo dijo en ambos casos, fue como para disimular ante tanto descaro y consternación de la opinión pública mundial. Y lleguemos a Colombia. Cuando ella asumió el cargo, aquel viejo y feo asunto de los “falsos positivos”, siguió, como sigue, siendo una norma gubernamental y todavía no ha llegado a enterarse, los pelos de los lentes “ahora hincan más duro”. Desde hace más de dos meses, el pueblo colombiano, como el chileno, está en la calle reclamando lo mismo que en su país, pero también el de O`Higgins, Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Salvador Allende y por eso, el presidente Duque, emulando a Piñera, ha desatado una represión criminal, donde los dejados ciegos o tuertos, por balines de goma, aquella aberración puesta de moda por su compatriota, ha hecho de las suyas, sin dejar de mencionar el elevado número de muertos y desaparecidos. Y ante esto, la señora Bachelet ha sido, si no ciega o muda, pecadora en exceso, fraudulenta, excesiva y planificadamente cautelosa y condescendiente, con quienes se siente obligada. Y hasta podría decirse que todavía no se ha enterado, pese que, hasta Biden, se vio obligado a llamarle la atención a Duque por lo escandaloso del asunto. Pero bastó lo acontecido en Cuba, que si algo significa es lo sorprendente e inusual que en esa isla se desatase una protesta, por demás justificada, no difícil de entender, lo que no niega la injerencia extranjera, imperialista, que intenta manejar la natural inconformidad en su favor, donde se habla de un muerto, para que la señora Bachelet, pese su pesada anatomía, saltase como ligero y ágil conejo a protestar por los allí detenidos. Tal como lo viene haciendo, de seguido y manera contumaz, en el caso Venezuela. Es como aquellos árbitros de la vieja FIFA, en los mundiales de futbol, que nunca veían las simples “penas” y hasta penaltis cometidos por los equipos grandes, pero eran por demás relancinos como para hasta inventárselos a los pequeños. La represión contra toda forma de manifestación pacífica, con respeto a los derechos de las personas y los bienes públicos y privados, es merecedora, por parte de toda persona honesta y equilibrada, de repudio y condena. Estamos en contra de esa práctica en cualquier parte del mundo donde ella se lleve a cabo. Sin duda repudiamos se irrespete los derechos humanos de quien sea, al margen del delito que haya cometido. Pero también repudiamos y condenamos prácticas inmorales, de mala fe, determinadas por los compromisos políticos, ideológicos o pecuniarios que hacen a seres actuar de manera premeditada y por lo que miran “con lentes de cuero e` cochino con los pelos pa` dentro”, cuando el responsable o delincuente es de los panas, amigos o de quienes pagan la cuenta.

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