Es mejor andar solo, cuando uno es mala compañía. El Quijote solitario, buscó a Sancho.
Eligio Damas
Coloquialmente se dice, “mejor es andar sólo que mal acompañado”. Eso, quizás, pensó “El Che Guevara”, cuando en Venezuela y luego en Bolivia, los partidos comunistas e izquierdistas de esos espacios, se negaron a aceptarlo como el comandante, “el líder” de las luchas en esos espacios. Prefirió quedarse virtualmente sólo, al frente de una pequeña vanguardia y no aceptar un rol inferior al que creía merecer. No consideró viable formar parte, quizás como uno de los comandantes de una fuerza grande, con un amplio respaldo donde pudiera prevalecer una idea y propósito distinto a lo que en su cabeza concebía. De allí que, pudiera haber pensado y hasta dicho a sus íntimos, “más vale andar sólo que mal acompañado". ¿Cómo estar dentro de una multitud que no mira adecuadamente, que lo es como yo miro?”
Y parece ser mejor, más honorable, sea uno quien tome la determinación de quedarse afuera, alejado del grupo y no al contrario. El Che pareció seguro que su visión era la acertada. Pero pudiera ser que no; por lo menos para que el grupo se consolidara. Al contrario, pudiera resultar un estorbo, una piedra en el zapato. La historia sobre ese dilema pronunció un discurso contundente.
A lo mejor, uno no sabe, el Che, evalúo las circunstancias, viéndose como Bolívar, quien, desde Caracas, una provincia de la vieja Capitanía General de Venezuela, se convirtió en el líder de la lucha de todas las provincias, de la República de Venezuela, nacida de la unidad de la mayoría de ellas, 8 de las 9 y terminó siéndolo de casi toda Suramérica y referencia del continente todo. Pero eso resultó de un proceso relativamente largo y después de intensas, duras, luchas y discusiones.
Pero también cuando uno se sabe pequeño, por lo que bien conoce, como estar dentro y de la evaluación de fuera que percibe, parece sensato, andar sólo, hacerse responsable de sus actos y no corromper a los demás. Con esto, se presta un buen servicio a la nobleza de la causa.
Don Francisco Quijano, en su primera salida como caballero andante, dispuesto a “enderezar entuertos” e imponer la justicia, defender a los menesterosos, lo hizo sólo sobre los lomos de Rocinante. Pese a sus hazañas iniciales, terminó en una vergonzante derrota; como que la realidad lo evadía y sólo veía fantasmas.
En su segunda salida apeló por la compañía de Sancho Panza, un personaje humilde, campesino, arriero, para mirar, a través de él, la realidad, aunque bajo la oferta engañosa que le haría gobernador de una “ínsula”. Por lo menos, eso quiso Cervantes.
Pudiera parecer que Don Francisco Quijano, asumiéndose como Don Quijote, el caballero andante, optó por la compañía de Sancho, un sumiso y rendido acompañante. Pero en realidad, no fue así. Sancho, en cada circunstancia, proceder impropio o narrativa inadecuada, le leía muy bien la cartilla, a “su amo”, el caballero, quien le buscó, pues todo caballero necesita un acompañante. Cervantes le dio al Quijote, un acompañante para que lo ayudase, aunque fuese a destiempo, a percibir el mundo real. Como cuando atacó a un grupo de campesinos que, marchaban por un camino, estando al frente un cura y a un rebaño de ovejas creyéndolo un ejército. Lo hizo sin consultar a Sancho, quien luego le leyó la cartilla.
Pero es difícil, en medio del movimiento, tormentas y avasallante acontecer, percibir con claridad cómo y hacia dónde se dirige el mundo. Por esto, puede suceder que uno, pese actúe de la mejor buena fe, se convierta en un estorbo; al contrario de Sancho, en lugar de leer lo que acontece con realismo, todo lo desvirtúe, cambie y narre malamente. Y descubriéndose uno así y no estando en el mercado midiendo la oferta y la demanda, es mejor, si no evadirse, ponerse a un lado y continuar sólo para no mal contaminar a nadie.
Y si uno percibe que, quienes desea como compañeros, estar dentro de ellos, participar en las mismas luchas, lo evaden, ignoran, porque más que Sancho, el realista, quien mira el mundo como es, parecemos el Quijote, detrás de una estrella y un mundo de mentira e ilusiones, es mejor ponerse a un lado. Por lo menos, nos agradecerían, no estorbarles. Y no sería saludable para uno, escuchar cómo, desde cierta distancia, se dice, “ese viejo de mierda, mea, si acaso eso hace o puede, fuera del perol”.
En mi vejez, no sólo he visto al mundo andando, sino el derrumbe de muchos palacios y edificios por la debilidad de sus bases y fundamentos. Y no fue por la filosofía, la visión genérica del mundo y las relaciones humanas, sino por los malos diagnósticos concretos, hechos, supuestamente, tomando como fundamento a aquella. No fue que el instrumento falló, se rompió, pues está construido de un material lo necesariamente maleable, manejable, ajustable a cada realidad, por eso se habla de la dialéctica, tornillo o tuerca. Fallaron las manos que intentaron manejarla, no supieron ajustarle ante cada reto. Fueron aquí y allá y hasta acullá, con la llave programada de una manera, intentando aflojar o apretar cada tornillo o tuerca sin medirles apropiadamente y menos ajustar el instrumento a la diferente realidad, por el tiempo y el espacio. Hasta la herrumbre cuenta.
Y, por esta práctica que, suelen llamar ortodoxa y hasta pudiera decírsele “quijotesca”, hace falta un Sancho, un arriero, campesino que, por no tener alas, está pegado del suelo y por eso mira de cerca y con claridad lo que acontece. Y es hasta posible que ese Sancho, por la modernidad, por no ser propiamente campesino, sino citadino, no demande le den la gobernación de una ínsula, se conforma con vivir decentemente, acorde con lo que hizo, porque gobernar, pudiera dar muchos beneficios y hasta comodidad, pero también genera muchas responsabilidades.
Pero si uno percibe que su realidad es ajena a los demás y ellos andan en grupo y uno con soledad, es probable que sean ellos los acertados, como lo son al evadir a quienes intentan servir o cumplir el rol de Sancho Panza. Pues es mejor andar acompañado, en un grupo sólido, con una verdad colectivizada, construida de sueños que, en una soledad, llena de superficialidades propias de Sancho, que pudieran poder hacerse realidad, pero ella, la soledad, no sirve de acompañante para lograr esa meta.
Por eso, cuando se percibe por los gestos de los demás, aplastante mayoría, que uno nada aporta, sólo discrepa y dice cosas que se quedan en el aire, porque la realidad y los realistas no las atrapan o ellas no atrapan a la realidad ni entusiasman a los realistas, es mejor para estos y uno mismo, dejar “que lo dejen en la soledad”.
“El Che”, tuvo la osadía, pese su diagnóstico aún parece hecho por Don Quijote o tomado de los sueños de los heroicos guerreros de la épica griega, de optar, por su honor, por quedarse sólo, pero no ceder ni un milímetro a la realidad. Triste es verse uno en la vejez, como a tantos nos sucede, en la soledad, infortunio, por intentar todavía expandir sus pequeñas y enmohecidas alas.
Lo que es igual no es trampa. Es mejor quedarse solo, que hacer daño, generar molestia al grupo, por pecar de impertinente, intentando que acepten a quien nunca acerca la bola al mingo y de paso impedir otros y aceptables acuerdos. “Es mejor quedarse solo cuando uno mismo se descubre, observando como los demás le miran, mala compañía”.
R.I.P. REY "CONGA" DIAZ - PERCUSSIONIST EXTRAORDINAIRE ( BY MICHAEL MUT ) DECEMBER 30 , 2024
R.I.P. Rey “Conga” Diaz – Percussionist Extraordinaire ByMichael Mut|December 30, 2024 I’ve had the pleasure and honor of playing and collaborating with many greats during my more than 25 years in professional music. By far one of the most talented, eccentric, and genuinely original characters was the late, great Rey “Conga” Diaz. He had been in poor health the past couple of years, and sadly passed away on Sunday, December 29, his birthday, with his mother and sister at his side. Though we weren’t as close as we once were, we had known each other for the better part of 31 years. Diaz and I were not only friends, but musical brothers, and drinking, smoking, and canoeing buddies. For years he organized an annual camping and canoeing trip to Peace River in Arcadia, FL, which once ballooned to more than 100 paddlers. The proprietors of the Canoe Outpost came to know us as the “Conga Rey” group. We had many great, noisy, boisterous, surreal, and musical times together, and one year the ...
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