GARRAFALES ERRORE DE LA IZQUIERDA. DEL RELAMPAGO DE TOBY VALDERRAMA AL ROMPIMIENTO ABRUPTO DE LA SOCIEDAD DE MARCELO COLUSSI (Eligio Damas)

Garrafales errores de la izquierda. Del relámpago de Toby Valderrama al rompimiento abrupto de la sociedad de Marcelo Colussi Parte VII Eligio Damas El fin de semana anterior leì a dos articulistas en Aporrea, para quienes el cambio de sociedad y la construcción del socialismo es como agarrar a alguien y, como decíamos los cumaneses, darle su “tate quieto”. Un sólo trompón y ya está todo listo. Además, ese “atentado” debe ejecutarlo una patota consciente y entrenada. Y uno de esos articulistas crítica al gobierno porque retrocede en cosas sustanciales ante la presión del capital, como también sucede en Cuba, justamente porque pensó como ellos piensan, sólo que se llevan la contraria por otros factores que en este caso no cabe dilucidar. Aunque podría asegurar que cada bando quiere el mando y que la patota que dé ese tatequieto al modelo y la clase dominante, sea la de ellos y no la de los otros. Marcelo Colussi, se pregunta ¿Para qué sirven los progresismos? Pregunta valedera, que sirve para iniciar una discusión de fondo; pero este servidor, cree también pertinente, preguntar ¿para què sirven o han servido esas vanguardias de guerrilleros rurales o urbanos y vanguardias todas, que se creen dioses y sabios, que se vuelven burócratas, porque se distancian del pueblo, los trabajadores todos y de las fuerzas del cambio? Y por creer en relámpagos como solución y el vanguardismo, en la década del 60, nos metimos y nos metieron en la cabeza, la absurda idea que había que irse para las guerrillas, incluso a hacerle la guerra a un ejército en buena medida compuesto por oficiales de origen humilde, nacionalistas y sensibles como nosotros mismos. Los alzamientos de Carúpano, Puerto Cabello y al final la irrupción del chavismo, confirman lo dicho anteriormente. Y el viejo ideal de la lucha de masas, de impulsar la de los trabajadores por sus derechos, la clase que debe construir todo lo anhelado, lo que al mismo tiempo es un buen posicionarse en los espacios políticos, fue echado a un lado y suplantado por una vanguardia de guerrilleros heroicos, relámpagos y relampagueantes, destinados a inundar el Panteón. Recientemente he leído de Toby Valderrama, sin intención de dar lugar a malas interpretaciones, como que se me califique partidario de un bando y contra otro, en una disputa casi delictual que ahora está en marcha, quien sostiene la idea del vanguardismo, ese según el cual la transformación de la sociedad que implica lo estructural y súper estructural, la base material o relaciones de producción y al hombre todo mismo, es asunto concerniente a una “fuerza”, que “no es numérica, viene dada por el establecimiento de una conexión directa de los militantes del cambio con el inconsciente colectivo, es un relámpago, una acción que establece el enlace entre los revolucionarios y el inconsciente colectivo”. https://www.aporrea.org/actualidad/a315495.html Esto que tiene mucho de fantasía y descalificación de las masas, pues supone un cambio social con un colectivo inconsciente, se pretende fundamentar en Marx y la dialéctica. “Un relámpago”, un acto mágico, divino, más parecido a un artilugio y no a un proceso largo, lento, de cambio de la multitud, de las masas, la capacidad de trabajadores para organizarse y organizar el proceso productivo, mediando el trabajo de la vanguardia que incita y orienta, en función de la realidad en la que se mueve, es lo que llevará y està llevando al cambio. Para esos personajes, ese cambio, pareciera ser posible sólo por esa vanguardia que, por intermedio de un también pase de magia, un relámpago, acceda al poder. Por cierto, se trata de una vanguardia que no suele trabajar en los espacios donde se produce y no està sometida a la atadura o relación salarial con el patrón. Por eso es que los intentos de “socialismo”, no pasan de capitalismo de Estado, porque los trabajadores todos, las condiciones internas y externas del modelo, no ofrecen suficientes probabilidades y los nuevos amos, no están como, en la economía y el capital privado, dispuestos a soltar prendas y como dijo uno de esos autores, también ganados para hacer lo que sea con tal de mantener el status. Es decir, según ellos además, no se justifica, ni vale la pena, que los partidos o las vanguardias trabajen entre las masas, luchen con ellas por sus reivindicaciones y los cambios, sino que se deje todo al azar, a un relámpago que cubra el cielo y. con sus “lamparazos”, ate a los trabajadores, a las masas inconscientes, a la vanguardia que todo lo tiene, sobre todo las respuestas y soluciones. Por esto, el mismo personaje concluye que “Entonces, se produce la toma del poder y se agudiza la lucha real, importante: La batalla por la conciencia colectiva, contra los valores dominantes”. Es decir, la toma de conciencia de las multitudes, de los trabajadores, no hacen falta para transformar la sociedad y ellos llegar al poder. La lucha por el cambio de modelo, sólo empezaría cuando esa vanguardia “tome el coroto”. No, según ese criterio, basta la conciencia de la vanguardia. Y pasan por alto que, justamente eso es lo que ha sucedido en las presuntas revoluciones “proletarias” habidas y todas han terminado en el fracaso y en regímenes autoritarios donde esa vanguardia, universo de burócratas, se hace dueña de todo, aprovechándose del inconsciente colectivo. Las masas tomarían “conciencia” cuando esa vanguardia tenga el poder, el toro agarrado por los cachos y desde el Estado imponga la cartilla. Bastaría con averiguar si dentro del modelo feudal, el capitalismo nació así de repente, si hubo un rayo que cambió todo hasta en menos tiempo que Dios creó el cielo y la tierra, ese del cual hablan las santas escrituras. Las villas, los villanos, los artesanos, sus talleres, etc., nunca existieron y hasta es posible que tampoco la Revolución Industrial. El modelo capitalista, por ese rayo, apareció de repente. Se sustituye, según ese criterio, la conciencia colectiva, que debe estar fundamentada en unas relaciones pertinentes, en cambios dados en el sistema existente, el proceso educativo global, en el cual la acción de los partidos vanguardias juega un rol importante, por las “creencias y elucubraciones” de la vanguardia y de un rayo o “lamparazo”, que como tal revienta de repente o sobrevenido, como se dice ahora. Y quienes todo eso dicen, para supuestamente contrarrestar a otros que ahora en Venezuela gobiernan, terminan dándole la razón, pues esa es una de las mayores desviaciones habidas en proceso el venezolano, que comenzó con aquel “hiperliderazgo”, generado alrededor de Chávez, por las particularidades del proceso venezolano, que no fue ni siquiera una vanguardia sino un individuo. Otro autor, Marcelo Colussi, a quien creo no vive en Venezuela, de esos que, como los académicos se adornan con citas que parecieran mal interpretar, casi al mismo tiempo y en la misma página de Aporrea ha dicho, para darle justificación a la violencia, “Para instaurar una sociedad nueva hay que romper la vieja. La cuestión es que desde hace algunas décadas, con el aparente triunfo omnímodo del capitalismo a partir de la desintegración del campo socialista europeo, en las izquierdas ha entrado una suerte de desesperanza, y lo más "revolucionario" que puede concebirse hoy –al menos para algunos– es una transformación cosmética en los marcos de la institucionalidad capitalista (¿reformismo?, ¿progresismo?) https://www.aporrea.org/ideologia/a315477.html La sociedad, el modelo existente sería como un grupo de casas viejas que se destruyen, echan abajo, si es posible con un bombazo o un relámpago de esos que alude Toby Valderrama y de la nada o, de un sombrero de mago, que uno no imagina dónde lo hallarían, los enviados de Dios comenzarían a construir un mundo nuevo y distinto, sin darle uso a lo viejo para nada, de vaina si a la gente, por la mano de obra y barata que las haría falta; pues la magia tampoco da para tanto. Es pertinente, recordar que en Venezuela, mediante un proceso distinto al cubano, Chino y bolchevique, las “fuerzas del cambio” y por “el socialismo”, han tenido o tuvieron, según el gusto de cada quien, el respaldo popular y militar suficiente y, pese eso, no fue o no ha sido, cada quien de nuevo lea como le guste, posible cambiar la sociedad de capitalista a socialista. Pareciera que el respaldo militar que se da en Venezuela, no es el pertinente, tendría que ser uno que venga de las guerrillas, con barbas, melenas largas y con una muchacha, su novia, quien le espera en la avenida por donde pasarà el desfile de entrada a cada ciudad tomada. Porque el proyecto o plan es al mismo tiempo una poesía épica. La expresión “romper la vieja”, como quien tira una bomba, destruye todo para comenzar de la nada, supone simplemente “asaltar el poder”, también por supuesto con una vanguardia y comenzar a hacer lo que esta determine. Pues para esta autor, el concepto de “dictadura del proletariado” de Marx, supone no un gobierno de la clase trabajadora sino de una vanguardia que a aquella le construya la nueva sociedad a su parecer y donde lo existente y lo por hacer dentro de la vieja sociedad por parte de los trabajadores y las multitudes todas, no tiene ningún valor. Y dice aquello sin aclarar que, para Marx y los marxistas, el capitalismo, pese sus mutaciones y fingimientos, es una dictadura del capital. Donde el Estado garantiza el status de explotación, una veces más y otras menos, como que la acumulación cada día es más exagerada, tanto como la miseria que genera. Este pensador, también incurre en el mismo error de ignorar lo que ha sucedido; como que eso que propone ya se ha intentado y terminado en el más absoluto fracaso, donde la vanguardia, lejos de construir una sociedad de trabajadores, lo máximo que se alcanzado es una capitalista, con un Estado propietario de todo, manejado por una casta de burócratas que terminan convirtiéndose o convirtiendo a sus cercanos en nuevos capitalistas y los trabajadores sometidos a la misma explotación, por decir lo menos. Nosotros observamos pues, ya particularizando, que lo sucedido en Cuba, que como ya dijimos fue un triunfo guerrillero bajo la mirada nada “indiferente” de EEUU, justo en el momento que aquello convenía a los intereses de la URRSS y el estalinismo, es tomado, por gente a la cual antes hice referencia, como lo ideal para alcanzar el cambio. Para 1960-61, las fuerzas del MIR, PCV y URD, que pese formar parte este último del “puntofijismo”, en él se había conformado una mayoría, que incluía al propio Jòvito Villalba, se habían acercado tanto que no dudarían en formar un bloque electoral para derrotar a AD en las próximas elecciones. Sin contar que de este mismo partido, no poco tiempo después, emergieron las fuerzas nacionalistas, antiimperialistas, progresistas y hasta revolucionarias que formaron el PRIN, en buena medida del antiguo llamado grupo ARS, al cual se incorporó Domingo Alberto Rangel y casi inmediatamente, emergió el “Maestro” Luis Beltrán Prieto y su partido MEP. Es decir, el betancourismo, los copeyanos y las fuerzas de la derecha, incluyendo factores de Fedecàmaras, constituían unas fuerzas en pleno declive y por demás débiles; la calle, el movimiento obrero, estudiantil, estaban con las fuerzas del cambio por el nacionalismo y la izquierda dejó todo aquello y por ecumenismo o repetir una cartilla ajena y contraria a lo que dictaba la historia, se fue a “suicidarse” en las montañas; como dijo un amigo, que tanto he repetido, dejamos los espacios donde nos sobraba apoyo para irnos a donde a nadie teníamos. Y lo peor, de aquel disparate, salieron “héroes” que hasta entran al panteón y hoy hay quienes hacen todo lo contrario de lo que ellos pensaban debía a hacerse, pero los “idolatran y exaltan” con un propósito muy definido. Por supuesto, tampoco creemos que haber hecho las cosas “bien”, en el sentido como esto entendemos, no iba significar que eso llevaría al socialismo, porque entonces, como ahora, y este es el meollo del asunto, no están dadas las condiciones para que el socialismo se alcance en lo inmediato y menos en un sólo país. Pero lo peor está en algo que antes referimos, para aquellos pensadores, no adoptar tal concepción, la del vanguardismo y optar por la lucha violenta y en cambio continuar luchando dentro del modelo imperante, que está demasiado vivo y tiene una enorme capacidad de mutación, con el sustento de la lucha de clases por incesantes cambios, es el lugar común de reformismo. Por supuesto, lo que sostenemos nada tiene que ver con entregarse a las demandas y reglas de las clases dominantes y particularmente a las imposiciones del neoliberalismo, aunque no esté presente, en carne y hueso, el FMI.

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