"VENEZUELA NO ESTA EN QUIEBRA" SEGUN LUIS BRITTO, PERO PODRIAMOS PERDERLA(Eligio Damas)
“Venezuela no está en quiebra”, según Luis Britto”, pero podríamos perderla
Eligio Damas
El más reciente artículo de Luis Britto, “Venezuela no está quebrada”, al parecer causó mucho entusiasmo y, en las redes, se le hizo mucha promoción. Por lo que percibí, de acuerdo a las señales que manejo, de un lado y otro, la reacción fue como la misma. En este caso, cabría decir, apelando al lenguaje coloquial, “cada quien arrimó la brasa para su sardina”. Para unos pareció como estuviese dándole un aval al gobierno, inmersos en la infantil idea que esas enormes riquezas que poseemos fuesen por la bondad y eficiencia de este y, para otros, una demostración contundente que sí “algo falta y ha faltado en este país”, como se suele decir, “es gobierno”. Y en este sentido, Britto, sabe por demás, que siempre hemos estado en la bancarrota, el riesgo que corremos es que quiebren el espinazo y hasta nos quiten el apellido.
Por lo último, mencionó a José Rafael Pocaterra y su novela “La casa de los Ávila”, donde hace referencia a las clases dominantes de antes para acá, esas que manejan la economía y quieren eludir sus responsabilidades y a los gobiernos. Pasaré eso por alto para concentrarme en otras cosas.
Como suelo hacer cuando estoy cansado y los viejos lo estamos con más frecuencia, le di a ese trabajo una primera lectura, no por salteo, pero sin poner la atención que merece quien aquello escribió, pues se trata de un escritor que me demanda mucho respeto, admiración y es, para mí, una fuente muy rica y cristalina, dicho esto último, en el sentido que, no suele hacer concesiones a los políticos, grupos y a eso que llaman la “ideología”.
No tenía la intención de tomarle como fundamento, centro para escribir algo ahora, porque lo hecho con relativa demasiada frecuencia sobre los trabajos de ese autor y eso pudiera volverse, por lo menos, como antipático y rutinario. Pero por las repercusiones que tuvo, tanto que algunas personas me lo remitieron a mi correo como diciéndome, “¡toma tu tomate!, sólo por eso de “Venezuela no está en quiebra”, concluí que no le habían entendido exactamente o intentaban usarle en defensa de sus posiciones.
Por lo anterior, le volví a leer, pero esta vez con dedicación, hasta con punto y coma. Encontré en él cosas interesantes para comentar, como el asunto a dilucidar relacionado por el conflicto entre las potencias mundiales, el importante rol que Britto asigna a Venezuela por sus enormes y valiosos recursos, de donde concluye que no estamos en quiebra, pero no aborda lo relativo al cómo, con quién, exactamente, tanto a lo externo como a lo interno, debemos alinearnos, crear alianzas para impulsar los planes que sean inherentes, para no termines no sólo en quiebra, sino hasta sin país ni historia.
Tampoco hizo mención, ni un llamado, a quienes gobiernan o las fuerzas que pudieran hacerlo en el futuro, a conformar un frente de nacionalistas, productivos, antimperialistas, que implica no indisponerse contra nadie en particular sino contra el modelo y no seguir en lo de creer que los demás sobran.
No quiero decir con esto que el trabajo de Britto haya tenido esas deficiencias, pues habría que estar en su cabeza para saber exactamente que quiso; y en este sentido, es evidente que sólo quiso demostrarnos que hay mucho por hacer y, sobre todo, no debemos dejar todo en manos de quienes como él dice “Son nuestros adversarios” y demostrarnos que “somos el fiel de la balanza”, que nos toca mucho por hacer para “inclinar esta a nuestro favor”.
La poca atención que presté al principio se debió a que hizo uso de cifras que, en cierto modo conocemos, para demostrar lo costoso y el valor estratégico que hay en nuestro suelo. Como que somos la “segunda potencia”, en materia de reservas auríferas, cifra que llega a las 2.300 toneladas certificadas y se estima que podría llegar a las ocho toneladas.
Nos recuerda además que poseemos unas reservas petroleras certificadas en el orden de 302.510 millones de barriles, lo que representa el 25 % del total mundial. Y esto, particularmente, cuando en Estados Unidos las reservas descienden rápidamente y la extracción del hidrocarburo por fracckin resulta demasiado costosa y nada competitiva.
Pero pese dijo algo que es del conocimiento del común y lo que explica en buena parte, pero no todo, el conflicto en el que estamos envueltos, si le presté por demás atención porque habla del dilema que pudiera agobiar a quienes operan el Estado y esto es que “Quien controle nuestras reservas dominará el mundo. Nos toca decidir si será Venezuela, o el capital trasnacional al cual se las regalemos”. Y agregó “de nosotros depende decidir que la futura divisa mundial dependa de nuestro de nuestro oro o entregarlo a cambio de alguna limosna……”. Es decir, tiene sus dudas; no ve trazado un camino, determinado un proceder para evitar esto último.
Conste que Brito habló del “capital trasnacional”, sin hacer ninguna especificación.
Los dos juicios anteriores, siendo sensatos y equilibrados, lejos están de ser una alabanza al gobierno y sus políticas, sino más bien un reclamo a ser audaces, independientes y hacer valer esas nuestras ventajas competitivas en el mundo de hoy
Para Britto, como para mucha gente, queda claro que somos el centro de la atención de las potencias del capitalismo, que pulsean por el control del mundo y para eso tienen en la mira nuestras reservas. Y, según èl, no hemos decidido, pareciéramos bambolearnos de aquí para allà, aunque queda la opción, valiéndonos de nuestros recursos, hacer valer nuestros derecho y peso en el escenario mundial.
Tanta es nuestra importancia y valor estratégico ante el mundo que, como dice Britto, “si en nuestro país no llueven bombas, ello se debe a un tenso equilibrio de amenazas entre bloques geopolíticos donde se juega la hegemonía mundial”.
EEUU ha hecho de todo, lo que ha podido, para intentar deshacerse del gobierno venezolano, desde el momento mismo que Chávez arribó a Miraflores y nada le ha resultado favorable. Ayer votaron en el Psuv, 3.500.000 personas y, por el carácter mismo de las elecciones, eso habla, por encima de todo, de una gran fortaleza.
La usual practica del golpe de Estado aquí no tiene ventajas para aplicarlo; pero hay algo más, donde lo aplicaron recientemente, como en Bolivia, rápidamente se le revirtió con relativa facilidad. Quien conoce someramente la historia de América Latina sabe bien, cuánto se le están dificultando las cosas a esa potencia imperialista en nuestro espacio para operar como antes. Los hechos más recientes, como el de Bolivia, Perú y Chile, donde no han podido hacer nada, cosa que antes resolvían de un sopetón y el enredo que ahorita les representa el gobierno de Colombia, su gran aliado y socio, ratifican lo que venimos diciendo.
Y al lado de lo anterior, corre paralelo, pero en ventaja y mayor velocidad, el fenómeno chino. El gigante asiático, cuyos capitales se reproducen en gran velocidad y ya en la avanzada etapa imperialista, entendiendo como tal al país que llegó a la “necesidad” imperiosa de exportar capitales, para seguir creciendo, producir y ganar, la lógica del capitalismo, y generar mayor bienestar a su interior, le está “ladrando en la cueva” a EEUU y una de las formas de hacerlo, es penetrando los mercados e invirtiendo sus capitales en América Latina y, en consecuencia, en Venezuela. Pero aquí, aparte de un mercado consumidor y mano de obra, hay además esas reservas estratégicas de las que hemos hablado que servirían para, como dice Britto, “controlar al mundo”.
Luis Britto, eso deben tomarlo en cuenta sus lectores, con anterioridad ha expresado serias críticas sobre las Zonas Económicas Especiales (ZEE) y alertado sobre el peligro que ellas representan de ceder la soberanía en distintas materias.
Es curioso cómo, en una parte de su artículo dice, “lo único cierto es que mientras más duren las medidas coercitivas de la potencia del norte, más nos alejaremos de ella”.
Esta expresión, en ese trabajo, es crucial. Pues pudiera entenderse, lo entiendo así, que existe la posibilidad, no es descartable, que Venezuela y Estados unidos pudieran llegar a acuerdos, lo que queda ratificado, cuando más adelante dice “EEUU en lugar de pactar con Venezuela en términos razonables, sensatos y equitativos, eligió la política de confrontación”.
Pero más adelante, dice “Son nuestros adversarios quienes dependen de nosotros”. Cualquiera pudiera pensar, he tenido la duda, pues creo se trata de un texto muy calculado que, lo de “nuestros adversarios” estaría referido a EEUU, por razones elementales o eso que llaman el sentido común, pero cuando agrega de seguidas “En esta confrontación nos toca ser el fiel de la balanza que tienes todo el poder de inclinar a nuestro favor”, uno cree entender se refiere a la confrontación por controlar el mundo. Hay dos factores y polos con los cuales entenderse.
En mi parecer, al hablar de “esta confrontación”, Brito se estaría refiriendo, a la entablada entre las potencias imperialistas y la manera de inclinar la balanza a nuestro favor, sería arribar a acuerdos con una o ambas de manera ventajosa para Venezuela. Sería la manera de no entregar nuestras riquezas a nadie, a ninguna potencia imperialista “a cambio de alguna limosna” o protección, como quien le paga al capo del barrio. Y estos asuntos, hay que discutirlos, nada está resuelto.
Pero hay cosas de las cuales Britto no habló, pese tienen tanta importancia como las que sobre sí lo hizo.
No habló sobre el modelo que debe generar Venezuela a partir de esas enormes ventajas. El modelo capitalista de Estado que el gobierno quiso impulsar, como en otros países, no ha funcionado. El capitalismo neoliberal, el mismo de toda América Latina, tampoco nada generoso ofrece. Los chinos y los vietnamitas han incursionado en un modelo capitalista, con la variante de un fuerte control estatal para los efectos de los planes productivos y la distribución de la ganancia. ¿Cómo implementar eso en Venezuela? Hubiese sido interesante que Brito hablase sobre eso. Por lo menos que invitase a discutirlo.
La clase capitalista venezolana está atrapada en los mecanismos del imperialismo norteamericano y en consecuencia organizada y “educada” para servirle y servirse. ¿Cómo hacer para cambiarles esa mentalidad? Y esto es sustancial. Pues hasta en el caso que el imperialismo chino y el gobierno de Venezuela pudieran llegar a mejores y funcionales acuerdos, se necesitaría una clase capitalista nacional que trabaje, invierta en función de “inclinar la balanza” a nuestro favor y no repetir lo que ha venido sucediendo en las relaciones con el país del norte. Y hay que tener presente los resultados desastrosos de la “burguesía nacional” prefabricada por factores del gobierno, la coloquialmente llamada “boli burguesía”.
Entonces habría que hablar también, a partir de lo anterior, del rol del Estado. Pues no habiendo una clase capaz, libre, para impulsar un desarrollo independiente, alguien tendría que hacerlo y en eso entraría el Estado a jugar su papel de guía y contralor hasta donde sea necesario y prudente; o lo que es lo mismo, no caer en el Estado dueño de todo, que no crea riqueza ni empleo y regala hasta quebrar para mantener la gente a su favor.
Y faltó en el trabajo de Britto, un llamado a todos, quizás preferentemente al gobierno, en el sentido de recordar que, en esta “confrontación” nuestra con el imperialismo, hacen falta todos los venezolanos, empezando por quienes eso tienen claro, del mal que este ha significado y significa para nuestro crecimiento. De la unidad necesaria, del extender los brazos a todos los combatientes valederos para eso, que va más allá del gobierno, el Psuv, la izquierda y alcanza a la mayoría determinante de los venezolanos. Dejar claro que un partido sólo, por muy fuerte que se crea, nunca ocupará todo el espacio necesario y disponible, no puede apoderarse ni defender el frente de lucha, no tendría la fuerza necesaria, para decidir y defender nuestro destino de ser independientes. El sólo hecho de excluir abre grietas para que, el enemigo, hasta meta sus “caballos de Troya”.
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