NUESTRO PQUEÑO WALL STREET(Ciro Bianchi Ross)

APUNTES DEL CARTULARIO Ciro Bianchi Ross Nuestro pequeño Wall Street Eran escasas, en los comienzos del siglo XX, las calles asfaltadas en La Habana. Muchas estaban empedradas y otras eran de piedras aprisionadas. Por temor a los mosquitos, el agua que se acumulaba en los charcos callejeros se desinfectaba con petróleo. La gente insistía en que la leche se le sirviera directamente de la ubre de la vaca. De manera que esos animales permanecían durante todo el día amarrados a la puerta de las lecherías en espera de que el cliente, que acudía al lugar con un jarrito, pidiese un real o un medio del líquido. Al final de la jornada les colocaban los cencerros a aquellos cuadrúpedos y en caravana los trasladaban hasta más allá de la calle Belascoaín, donde, en los espacios que ocuparían luego el Nuevo Frontón ---edificio de la CTC; el llamado Palacio de los Trabajadores--- y el Mercado Único, se hallaban los potreros. Había asimismo tropeles de cabras en la ciudad, sobre todo en la zona que va de Galiano a Belascoaín. Y fuentes para que bebieran las mulas y los caballos que tiraban de coches y carretones. El centro del comercio y los negocios se ubicaba en torno al Parque Central, y muy especialmente en O´Reilly, Obispo, San Rafael y el Paseo del Prado. El llamado Distrito Bancario, nuestro pequeño Wall Street, se enmarcaba entre O´Reilly y Amargura y Mercaderes y Compostela. En ese espacio se hallaban las sedes de los bancos principales; edificios majestuosos y con fachadas de columnas monumentales que no dejaban dudas sobre la solidez, la riqueza y la eternidad de las instituciones que albergaban, algunas de las cuales, sin embargo, se derrumbaron como castillos de naipes en los días del crac de 1921. Estaban también allí la Bolsa de La Habana, la Lonja del Comercio, la Cámara de Comercio de la República –en lo que sería el hotel Raquel—las cámaras de comercio de varios países y oficinas de agencias de seguro y fianzas y de empresas azucareras y no azucareras. Hasta 1915, Obispo y O´Reilly fueron en La Habana la meca del comercio y la moda. En 1920, sin embargo, Galiano y San Rafael era ya la esquina donde se media el pulso de la ciudad. En 1877; La Ópera había abierto sus puertas en Galiano y San Miguel. El Encanto, que comenzó en 1888 en Guanabacoa, pasó después a la esquina de Compostela y Sol antes de hallar un sitio diminuto en Galiano y San Rafael, donde creció desmesuradamente. En 1897 se inauguraba Fin de Siglo en un pequeño local que creció al ritmo de la gran Habana. Con todo, la primera tienda de que tenemos noticia que funcionó en el área se llamó El Boulevard y ocupó el espacio de la ferretería Trasval. Sus propietarios vendieron el negocio de 1887 y los nuevos dueños abrieron allí La Casa Grande hasta 1924 cuando el Ten Cents, que venia de San Rafael y Amistad, se posesionó del lugar. El primer complejo comercial que en La Habana quiso parecerse a los que ya existían en las grandes ciudades del exterior se construyó dentro de la urbanización de las Murallas, en la Calzada de Monte entre Prado y Zulueta, en 1873. Era un modesto conjunto de doce establecimientos porticados de una sola planta, unidos por un frente común con esquinas en las calles mencionadas. Unos veinte años más tarde se construyó en la ciudad el segundo edificio comercial o bazar. Contó con una distribución más moderna que el de Monte, pero al igual que en este, las tiendas o locales que lo integraron conservaron su independencia. Ese edificio fue la Manzana de Gómez, uno de los sitios, aseguran especialistas, que ejerció mayor atracción ---un verdadero punto de gravitación del centro urbano--- a medio camino entre la trayectoria de las calles comerciales de Obispo y O´Reilly y la de San Rafael. Al ser dotada de luz eléctrica a fines de siglo XIX se hizo más notable aún por su vida nocturna. -- Ciro Bianchi Ross cbianchi@enet.cu http://wwwcirobianchi.blogia.com/ http://cbianchiross.blogia.com/ Reply Reply All Forward

Comentarios

Entradas populares de este blog

CUBA NO ESTA FRACTURADA, A CUBA LA QUIEREN FRACTURAR

NOTA DE DOLOR

MEXICO DEFIENDE SU INDEPENDENCIA ECONOMICA(Hedelberto Lopez Blanch)