LA CORTE SUPREMA DE ARTE(Ciro Bianchi Ross)
Ciro Bianchi Ross
La Corte Suprema del Arte
Uno de los programas más populares y polémicos de la radio cubana que reveló e impulsó a no pocos valores
La Corte Suprema del Arte fue uno de los programas más populares y polémicos de la radio cubana. Surgió en momentos en que se necesitaba fortalecer y renovar el cuadro lírico en ese medio.
Es decir, lanzar al ruedo a nuevas figuras, las llamadas estrellas nacientes, a fin de irle buscando relevo a los veteranos, que, por otra parte, devengaban honorarios altos. Todos los que se presentaban en ese espacio eran aficionados y el aplauso del público decidía cuál resultaba triunfador.
No fue, en su momento, un acontecimiento enteramente novedoso. Antes, en un espacio que se llamó precisamente Programa de aficionados, que salía al aire por la radioemisora CMW, René Cañizares intentó un experimento muy parecido cuando un jurado conformado por artistas profesionales seleccionaba las mejores actuaciones de aquellos que querían iniciarse en el mundo artístico. Pero el Programa de Aficionados, copiado de un modelo norteamericano, no progresó por falta de iniciativas.
Cuando Miguel Gabriel y Ángel Cambó, propietarios entonces de la CMQ, quisieron darles mayor estructura a sus programas de música y de variedades, se encontraron con una dificultad: las pocas figuras líricas de las que disponían cobraban honorarios demasiado altos para la época y las posibilidades reales de la emisora. Fue entonces que Cambó y Gabriel idearon la fórmula de dar entrada espectacular a todos los aficionados que pudieran convertirse en estrellas de la radio.
De ahí surgió la frase que todavía se usa de “Le tocaron la campana” para indicar que alguien se ve imposibilitado de llegar a su meta porque otro se lo impide. Porque en La Corte Suprema del Arte se tocaba ciertamente la campana a aquel intérprete, cantante o recitador, que fuese notoriamente malo.
Esa campana, que, desde la cabina de control y fuera de la vista del público y del mismo intérprete, hacía sonar Miguel Gabriel, dio atractivo inicial al programa, que comenzó a salir al aire el 1ro de diciembre de 1937, desde los estudios que esa emisora tenía en Monte casi esquina a Cárdenas, en La Habana, y a los que se alude, de manera invariable y por comodidad, como ubicados en Monte y Prado.
Pronto los premios y los regalos que se llevaban los triunfadores atrajeron a una cantidad de aspirantes enorme. Y José Antonio Alonso, conocido hasta entonces como declamador y comentarista, lo consolidó con su conducción original.
Alonso tenía cultura y estilo propio; sabía improvisar y sus comentarios eran siempre atinados. Hizo famosa una frase que marcaba el comienzo de la prueba. “¿A quién se lo va a dedicar?”, preguntaba al aspirante. Respondía este y enseguida Alonso, dirigiéndose al director de la orquesta, añadía: “¡Música, maestro!”
Surgió así toda una pléyade de valores jóvenes lanzados por CMQ. Con su patrocinio, estaban en fiestas y ceremonias, no solo en la capital; también en ciudades del interior de la Isla, y muchas de ellos no demoraron en consolidarse y capitalizar las simpatías del público.
Todo el proceso de La Corte Suprema del Arte es polémico, afirma Oscar Luis López en su libro La radio en Cuba. Se inició contra el alto costo de los consagrados, y derivó en un impulso potente de renovación. Cayó más tarde, asevera el propio Oscar Luis, en excesos y hubo, mezclado con el triunfo legítimo de algunos buenos aficionados, malos manejos, explotación, intrigas y ciertas intimidades que dieron motivo a serias críticas.
Fue además expresión de la fiera competencia comercial que en esos años comenzaba a hacerse sentir en la radio. La Corte Suprema del Arte la patrocinó en sus inicios Competidora Gaditana, “el cigarro inigualable”, tal como rezaba su slogan. Al obtener el programa un éxito sensacional, Miguel Gabriel, en una de sus jugadas de audacia, elevó de manera inusitada la cifra que debía pagar el anunciante, y obligó de esa manera a Competidora a dejar el campo libre a una empresa rival, la de los cigarros Regalías el Cuño, que previamente se había comprometido a abonar doce mil pesos mensuales por el espacio. Cifra descomunal en aquellos momentos, y que marcó el primer paso hacia los altos presupuestos de inversión en la radio.
Al margen de todo, sin embargo, La Corte Suprema del Arte reveló e impulsó a muchos valores perdurables. Ahí están los nombres de Rosa Fornés, Raquel Revuelta, Elena Burke, Ramón Veloz, Obdulia Breijo, el dúo Hermanas Martí, Natalia Herrera, Armando Bianchi…
En los años 50 quiso revivírsele en CMQ Televisión. Se llamó entonces El Programa de José Antonio Alonso. Y se le situó en el horario de la tarde. De su antecesor, de aquella primitiva Corte Suprema del Arte, heredó la campana, y Alonso siguió con su buena conducción, y aunque se anotó algunos éxitos, nunca llegó a ser como La Corte Suprema del Arte.
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Ciro Bianchi Ross
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