CALLEJERO ( Ciro Bianchi Ross)
Callejero
Movámonos por La Habana del ciudadano de a pie, y hablemos sobre los ministerios, las estaciones de policía, las casas de socorro, las empresas de ómnibus
¿Cómo era La Habana de 1958? De seguro, el lector la recuerda con sus veinte kilómetros de vidrieras bien adornadas e iluminadas de grandes y pequeños establecimientos comerciales, donde eran muchos los que compraban con los ojos; los tranques y embotellamientos en sus calles y avenidas, los odiados parquímetros, los niños pedigüeños. Una ciudad con centros nocturnos rutilantes y modernos y confortables hoteles. Solo desde 1955 se construyeron establecimientos hoteleros como Rosita de Hornedo, Capri, Riviera, Habana Hilton y Duville. Movámonos hoy, sin embargo, por La Habana del ciudadano de a pie. Hablemos entonces sobre los ministerios, las estaciones de policía, las casas de socorro, las empresas de ómnibus…
El transporte público de pasajeros en La Habana estaba en manos de dos grandes empresas: la Cooperativa de Ómnibus Aliados (COA) que disponía de vehículos marca General Motors, norteamericanos, que se identificaban solo por números (Rutas 1, 2, 24, 25, etc.) y los Autobuses Modernos, marca Leyland, de fabricación británica, identificados con letras y números (L 4. M 2, erc.) La COA, entidad privada en forma de cooperativa de los propietarios de las diferentes rutas, era la mayor de las dos firmas. Contaba con más de doce mil obreros y empleados y mil ochocientos carros. Perciba el 75 por ciento de los gastos del transporte urbano de la población, con recaudaciones superiores a los veinticuatro millones de pesos anuales. Operando en lo fundamental solo en la capital del país cubría el 70 por ciento del transporte de pasajeros de la República. Los vehículos de los Autobuses Modernos fueron los sustitutos de los tranvías. Los primeros de ellos que llegaron a Cuba se habían utilizado como transporte de tropas durante la Segunda Guerra Mundial. Estaban pintados de blanco y la población les llamó, jocosamente, «las enfermeras».
Mucho cambiaron las direcciones de los ministerios desde 1958 a la fecha, sin contar que ahora hay más ministerios que entonces. Casi todas esas dependencias del gobierno se ubicaban entonces en La Habana Vieja o Centro Habana, como el de Comercio, en Teniente Rey y Mercaderes; Educación, en Muralla y Oficios; Salubridad, en Belascoaín y Estrella; Trabajo, en Monte y Egido y Estado, en Capdevila número 6. El Ministerio de Gobernación (Interior) se hallaba entonces en el antiguo Colegio de Belén, en Compostela y Luz; Justicia, en Belascoaín y Desagüe; Hacienda, en Obispo y Cuba; Obras Públicas, en Cuba y Sol y un ya inexistente Ministerio de Defensa Nacional en Monserrate y Empedrado. El Ministerio de Agricultura ocupaba en esa época el edificio que es sede hoy del Ministerio de Trabajo, en la Rampa habanera, y el de Comunicaciones radicada donde mismo radica hoy, en el entonces recién estrenado Palacio de las Comunicaciones en la Plaza Cívica, llamada también de la República, actual Plaza de la Revolución José Martí. No existía en esa fecha el Ministerio del Transporte, sino una Corporación Nacional de esa entidad en el entresuelo del edificio del Retiro Odontológico, en la calle L, frente a Coppelia.
Funcionaban en La Habana de entonces diecinueve estaciones de Policía Nacional, que tenía su jefatura en la calle Cuba esquina a Chacón. La Policía Judicial radicaba en el Colegio de Belén y la Policía Marítima, en el Muelle de Santa Clara. En Reina y Escobar, la Policía Secreta. Había una Policía Jurada del Mercado Único, y guardajurados en todas las grandes empresas. El cuartel maestre de la Policía Nacional radicada en Salud y Aramburu, donde se localizaba asimismo la Sexta Estación. El hospital de ese cuerpo armado estaba en Oquendo y Estrella, y el Departamento de Tránsito, frente a la Plazoleta de Agua Dulce. En Cuba y Chacón funcionaba también la Primera Estación de Policía, mientras que el Buró de Investigaciones se ubicaba en 23 esquina a 32. Su edificio fue demolido poco después del triunfo de la Revolución, cuando dejaron de funcionar como tales estaciones como la Quinta, en Belascoaín y Figuras, predio predilecto del tenebroso teniente coronel Esteban Ventura Novo.
En cuanto a los ómnibus interurbanos, en 1958, la Terminal de Ómnibus era el paradero de los vehículos de las empresas Santiago-Habana, Especiales de Cárdenas, Únicos de Cárdenas, Flecha de Oro, La Estrella del Sur y Transporte Menéndez, entre otras líneas interprovinciales. Los Especiales de Cárdenas tenían una subagencia en Teniente Rey, 557, y los Únicos de Cárdenas, en Teniente Rey y Prado. El transporte Menéndez también efectuaba salidas desde la calle N número 266, y Santiago Habana, desde Avenida de Bélgica, 495.
Funcionaban quince casas de socorro que prestaban en lo esencial servicios de primeros auxilios. La última de ellas que se inauguró, ya en 1958, fue la del reparto Lawton, en la Avenida de Dolores esquina a 10. Hospitales municipales eran el Freire de Andrade (Emergencias) el Infantil, de calle G, en El Vedado. Aballí, infantil antituberculoso, en la Calzada de Bejucal, y el América Arias, la llamada Maternidad de Línea. También el Hospital Clínico Quirúrgico de la Fuente Luminosa, llamado entonces Mercedes del Puerto, por la madre del alcalde habanero; hoy Joaquín Albarrán. Contaba la ciudad con cuatro escuelas municipales, un campo deportivo municipal (Rafael Conte, en Lawton) y once creches o guarderías infantiles.
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Ciro Bianchi Ross
cbianchi@enet.cu
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