EL IMPUESTO ACUERDO MADURO--GUAIDO (Eligio Damas)

El impuesto acuerdo Maduro-Guaidò, ahora como inevitable, anuncia un peligro y demanda unidad popular Eligio Damas Las informaciones que tengo son muy vagas. Son así como esas que los periodistas, cuando aquí se hacía aquel periodismo formal, con título universitario y todo, una de las cosas que el cambio en el capitalismo o mejor la tecnología viene derrumbando, solían llamar “tips” informativos. Hay una, suministrada por Jorge Rodríguez, que habla de un acuerdo “firmado y refrendado”, entre la representación de Guaidò y el gobierno de Maduro por intermediación de la OMS, que permitiría la adquisición de la vacuna contra el COVID, dado que los recursos disponibles para eso, propiedad de la nación y de los venezolanos, estarían secuestrados bajo el control de EEUU y la UE a “nombre del interino”. Y digo que las informaciones que poseo son vagas, porque ya a la edad que tengo, no me chupo el dedo, no estoy para para que me engañen, como para en este caso decir, “el acuerdo llegó hasta allí; y de allí no pasa”. “Quienes se acordaron y firmaron sólo estuvieron embebidos en el interés de la salud del pueblo”. Y lo de “embebido”, pudiera referirse que hasta unos tragos se echaron para celebrar “el porvenir”. Aquello dijeron los “tips”, pero no hablaron de lo acordado, no enunciado en ese documento, porque a uno y otro de los firmantes, no les conviene; pues Guaidò, López y los suyos prefieren aparecer como abnegados paladines que sobreponen el interés nacional, en este caso la salud del pueblo, aunque en los últimos años hayan demostrado lo contrario y al gobierno no dando demostraciones de su retroceso y hasta debilidad. Tampoco dijeron los tips, más si lo revelaron, como, por lo menos en lo que se refiere a la posibilidad de adquirir esas vacunas, estamos desasistidos, porque el capitalismo no duda en aplicar aquello de “burro amarrao, leña segura” y lo de los chinos lavadores de ropa en la orilla del Manzanares en los viejos tiempos, “si hoy lial no hay lopa”. Por ejemplo, no dijeron que tal acuerdo implica una concesión de la soberanía venezolana ante EEUU y la UE que imponen, por esa vía, la de entregarnos lo que es nuestro, lo que nos tienen secuestrado, a cambio que sujetemos nuestra política al dictado de ellos. Y lo triste, haya venezolanos, Guaidò y Leopoldo López, se presten para eso y un gobierno acorralado, obligado a someterse a esa exigencia. No hay duda que, pues como ya dije, uno no se chupa el dedo, detrás de ese acuerdo debe venir una larga lista de otros, en los que el gobierno de EEUU está sirviendo de catalizador con sus presiones y ofertas para levantar sanciones aquí y allá. Y, no es extraño, que de repente se hagan anuncios importantes en materia política que, pudieran empezar, como que Guaidò reasume su rol de dirigente, no ya de presidente interino porque eso sería demasiado pedir y muy fuera de la realidad, pero sí de su partido legalizado y cosas como la legalización o registro de otros partidos, la devolución de sus tarjetas electorales y hasta representación en un nuevo CNE. Y no es descartable, eso depende de lo ofrecido a cambio, lo que esté en juego, un llamado adelantado a elecciones presidenciales. Sin embargo, lo anterior, por ahora, según nuestra visión, pareciera algo que pudiera no convenir al bando opositor y tampoco afecta al interés nacional. Pues para eso sería necesario que ese sector casi alcanzase el cielo, unos objetivos por ahora muy difíciles, como desmontar y hasta desconfigurar la visión anti electoral que generaron en sus seguidores. En la izquierda se sabe bastante de eso; de cuánto fue el costo, el esfuerzo para convencer a la militancia para volver asumir la contienda electoral después haberse pasado años ponderando la lucha armada como alternativa. Chávez en 1997, ya decidido a participar en las elecciones, tuvo casi que amenazar a los suyos, con dejarlos a un lado, si no renunciaban a la internalizada idea de seguir en lo de la lucha armada. ¿Cómo pensar que la oposición, esa ahora encabezada por Guiado y López – digo encabezado por usar un formalismo para identificarla, sabiendo las distancias entre ellos – pueda, en lo inmediato, hallar un candidato en quien ponerse de acuerdo y que entusiasme a sus electores? Eso no es fácil, necesita tiempo para desplegar todo el trabajo indispensable. Pero hay unas elecciones a corto plazo, en el cronograma, para las que no hace falta acuerdo alguno, salvo el ya dicho de devolverles sus derechos electorales y a la participación, como son las de gobernadores y alcaldes, para lo que no es difícil llegar a acuerdos poniendo en práctica lo que ya bastante han hecho, como aquello de “aquí pa` este lao es mío y de allí pa` aquél es tuyo”. Solo se trata de repartir lo que sin duda pudieran ganar a satisfacción de todos. Pero también está en las posibilidades lo relativo al referendo revocatorio, lo que podría ponerse en movimiento el año que viene; opción para lo que no habría mucho en qué ponerse de acuerdo, dado que, en el deseo de sacar a Maduro de Miraflores, los opositores están unidos “como un solo hombre”. Pero podría haber otros acuerdos, pues esa oposición y EEUU no van a ceder sin esos, como que Guaidò, López y una larga lista de individuos, tenidos por la legalidad como fuera de la ley y sujetos a sanción por esta, recuperen sus “derechos individuales” y vuelven a la acción con toda libertad. Claro, uno supone que, el gobierno solicitará que se dejen de eso de “La salida”, guarimbas y todo lo que de eso se derivó. Y así muchos, de esos que se fueron hasta sin que nadie los estuviese buscando vuelvan por sus “pagos”, dicho sólo en el sentido que le dan los pamperos, o sus espacios. Uno, que cree y quiere la paz, legalidad y el libre ejercicio de los derechos de las gentes y además ansía que Venezuela reasuma su camino hacia la solución de los problemas colectivos, empezando por la salud, producción dentro de un modelo acorde con los tiempos, los recursos y el salario, por sólo hablar de estos para no alargarnos, no pondría reparo a esos acuerdos; aún más, los queremos y respaldamos. Lo lamentable y peligroso, mal precedente es que ello esté resultando de una injerencia y arbitrariedad extranjera y no por gestiones sólo inherentes a venezolanos. Pero pareciera evidente que esos acuerdos, aparte de los políticos ya enunciados, que no son malos en sí mismos, pero agreden la soberanía, también encierran un grave peligro para los intereses del movimiento popular y las conquistas inherentes a este, como lo que pudiera haber oculto en materia económica, bajo el amparo de la Ley antibloqueo; lo que incluye, no ofertas para el futuro, programa de luchas, sino muchas que están estampadas en la legalidad, en lo constitucional y corren el riesgo de perderse, dado el caso que esa oposición tome fuerzas frente al movimiento popular que parece disperso, perdido y hasta enfrentado en bandos diferentes. Y el reconocimiento de la clase dirigente a factores del capital externo a imponernos su voluntad. De todo esto se desprende que, ese movimiento popular, progresista, nacionalista, hasta revolucionario y antiimperialista, sin importar del bando que ahora se esté, tiene ante sí un reto. Es más, no sólo eso, sino que está obligado a abordarlo, como buscar la manera de encontrarse para enfrentar con éxito las nuevas luchas que vienen. Parece como muy simple que, en función de los intereses populares, del nacionalismo y hasta la democracia misma, se esté del lado del gobierno o en otro, se requiere, se impone, la necesidad de buscar acuerdos, ponerle coto al sectarismo, al odio, la pequeñez, la defensa de pequeños o grandes negocios y lejos de aferrarse en las diferencias, salir con alegría, humildad a buscar formas de acordarse, porque para esto abunda espacio y se demanda de los hombres claros y dispuestos a servirle al país y a la gente, desechar lo pequeño, trivial. EEUU, la nueva administración va a buscar y ya anda en eso, la manera de poner de acuerdo en lo sustancial a todas las fuerzas existentes a lo interior dispuestas a servirle a sus políticas e intereses. ¿Cómo responder al imperialismo del norte? ¿Manteniendo divididas las fuerzas antiimperialistas por asuntos de poca monta, por proteger a corruptos e ineficientes o por sobreponer el odio personal, la desconfianza contra aquellas personas o estas propuestas, porque “aquí nadie tiene nada que decir sino nosotros”? Estamos en un momento para los grandes y lo grande; para quienes piensan hondo y miran más allá del horizonte. La lucha contra el imperialismo y quienes a él se adhieren, no significa, ni demanda eludir el derecho de los trabajadores y tampoco el de todos los revolucionarios a opinar y reclamar el puesto que le corresponde en esta lucha. Estamos urgidos de pensamiento hondo, bien hondo. Pero también amplio, bien amplio, para los encuentros necesarios que demanda la coyuntura. Con los estrechos y muy cortos, sectarios y apegados a la ortodoxia, no se alcanzan las metas que demandan las circunstancias. ¡Allí está el reto, la grandeza!! Y este es un momento para los grandes.

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