ADALBERTO ALVAREZ

Adalberto Álvarez: El Son de Altura El mùsico cubano Adalberto Álvarez fue declarado Premio Nacional de Música en 2008, En Profundidad 22 NOVIEMBRE 2020 El mùsico cubano Adalberto Álvarez fue declarado Premio Nacional de Música en 2008, 0Comentarios Comentarios Aumenta tamaño de Texto - Disminuye tamaño de Texto Cumple 72 años uno de los músicos más completos de Cuba, con dedicación exclusiva a la función de generar alegría con contenido, baile y sabor. Son y Son. No es casual que haya nacido un 22 de noviembre, Día de los Músicos. Si algún músico en el Caribe ha trabajado con perseverancia en la difusión y revitalización de la música tradicional de su país, ese ha sido Adalberto Álvarez, fundador de dos agrupaciones cubanas que con sobrada calidad ha mantenido al Son como elemento determinante del proceso musical contemporáneo caribeño, y ha demostrado que esa raíz tradicional puede compartir el espacio con otros géneros y movimientos. Se declara fanático de sus raíces, y lo ha validado. LEA TAMBIÉN: Seis canciones para recordar a Agustín Lara en su natalicio Su historia bien puede ser el resumen de vida de una generación formada en la música y en el deseo de preservar a ésta como carta de identidad ante el mundo. Día de los músicos Nació en La Habana hace 72 años. Es ciudadano del Mundo. Venezuela lo llamó El Caballero del Son, y así se quedó. Desde el Vamos - Dices que sabias que ibas a ser músico. ¿por qué? - Porque todo estuvo dado para que así fuera. Somos 7 hermanos y 6 somos músicos. Mi padre era director de orquesta y mi madre una gran defensora de nuestras inclinaciones. Como si eso fuera poco nací un 22 de Noviembre, día de Santa Cecilia, patrona de los músicos. - ¿En qué año naciste? - Nací en 1948. El 22 de Noviembre de 1948, en La Habana. Confieso que no quería ser músico, pero al parecer, estaba escrito. - Por qué no querías ser músico? - Bueno, quería ser médico y también ser piloto de aviones. Claro, todo eso fue en mi infancia, porque ya a los 15 años tenía clarito mi camino. -¿Cómo te iniciaste en la música? - Bueno, mi familia se mudó para Camagüey. Allí mi padre montó su orquesta, un conjunto que se llamaba ‘Avance Juvenil’. Mi padre, Enrique Álvarez, nos daba la oportunidad de vez en cuando de acompañarle y verle con la agrupación. Se me metió el gusanito, y a los 15 años hice las pruebas para ingresar al Conservatorio de Música. Y...¿sabes? - ¿Qué? - Que me aplazaron en el primer intento de ingreso. - Y ¿entonces? -Nada. Insistí. Yo quería estudiar piano y me puse pa’ las cosas. Cuando por fin logré ingresar al Conservatorio, me llevé la gran sorpresa: No había plaza (cupo) para estudiar piano. -¿Qué hiciste? - Me inscribí en Fagot y me dediqué a profundizar en lo de la orquestación y la composición. Mi etapa de estudios en la Escuela Nacional de Arte (La Habana) transcurrió entre 1966 y 1972. En ese lapso logré conformar y dirigir una orquesta típica en la que llegaron a estar Emiliano Salvador y ‘el tosco’ José Luis Cortéz. Cuando egresé regresé a Camagüey. Ya para ese entonces sí había Escuelas de Música en esa ciudad y comencé a dar clases de literatura musical. Imagínate. Por el día era profesor y por la noche tocaba en la orquesta de mi padre. Así me fue naciendo la idea de tener mi propia orquesta. -¿Cómo concretaste la idea? - Había otros músicos jóvenes, como yo, que estaban ganados para el proyecto, pero la verdad, seguíamos siendo muy aldeanos. Camagüey no era precisamente el mejor trampolín para lanzarnos. Fue entonces cuando un amigo de la familia, Rodulfo Vaillant sugirió que nos fuéramos a Santiago de Cuba. Yo no lo pensé dos veces y me fui para Santiago. Santiago de Cuba, una de las ciudades mas orientales de la tierra cubana es, por derecho propio, ciudad pionera. Fue la cuna de la Trova Madre, fue la cuna del Bolero, fue la que acunó al Son. Músicos de gran relevancia han nacido allí y fue la puerta de entrada de la Salsa a Cuba. Ciudad de héroes, siempre ha dado el paso primero en los grandes hechos de la historia cubana. Santiago de Cuba es una ciudad bella. Y a Santiago fue a parar Adalberto para concretar su sueño. - Me llevé cinco músicos de la orquesta de mi padre, la "Avance Juvenil"‘. Tenía los arreglos en mi mente, tenía el repertorio... y hasta el nombre. Día de los Músicos Mi sueño se concretó el 11 de Noviembre de 1978 cuando debutamos en la plaza de Santa Úrsula. - Qué pasó allí? - Había fiesta en Santiago y busqué la forma de presentarme, Yo consideraba que estábamos preparados. Y, en efecto tuvimos un éxito inmediato. Sonábamos distinto y contábamos con una gran fuerza de convocatoria para el baile. Nos abrimos un espacio y así seguimos tocando los fines de semana. - Y ¿el nombre? -El nombre me daba vueltas en la cabeza desde que salí de Camagüey. Quería una orquesta de 14 integrantes dado mis planes con los arreglos y la estructura musical. Le puse al grupo SON 14 porque eso era lo que éramos: 14 músicos queriendo cambiar el mundo a partir del Son. El milagro de grabar - Con las presentaciones llegó también la primera grabación. ¿Cómo fue eso? - Bueno, la cosa no fue tan así. Fue casi un milagro. Una noche estábamos tocando, como siempre desde nuestro debut. Pero esa noche había alguien en el público que quedó encantado con nuestra propuesta. En realidad mucha gente estaba encantada, pero este personaje tenía características especiales. Era nada menos que Frank Fernández, uno de los mejores pianistas clásicos que haya dado Cuba y tremendo amante de la música popular como buen nativo de Mayarí que es. A Frank le corre el Son por las venas. La cosa es que cuando terminó nuestra presentación él subió a la tarima para felicitarnos... y para preguntarnos por qué no habíamos grabado. Le dijimos que el asunto no era tan fácil y entonces nos propuso lo que fue nuestra primera grabación. Para que esa grabación fuera una realidad entró en contacto inmediatamente con Antonio Orube, de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales de Cuba, -EGREM-. El nos apoyó de inmediato. -¿ Y qué pasó entonces? - Que nos inscribimos para participar en el concurso “Adolfo Guzmán” de 1979. Este concurso es demasiado importante en mi país (Cuba). Nacionalmente lo es más que el Festival de Varadero. Es para premiar a los compositores, pero los intérpretes de los temas lucen una barbaridad y los ve todo el país. Y exactamente eso pasó con nosotros. Nos vio toda Cuba. El mandado estaba hecho. Enseguida grabamos “ A Bayamo en coche”. Bayamo es otra ciudad del oriente cubano, hermosísima y llena de tradiciones. Sus coches tirados por caballos confieren un particular encanto a esta ciudad cargada de leyendas y heroicidad. Es la cuna de historia, del himno Nacional y de “La Bayamesa”, tema dedicado por Sindo Garay a las mujeres del pueblo que prefirieron quemarlo antes que entregarlo a los españoles. Bayamo es eso y más. -¿Por qué el disco está dedicado a Bayamo y no a Camagüey o a Santiago? -Porque el tema fuerte del disco era ese, el que estaba dedicado a Bayamo, añorando sus paseos en coche. Creo que el tema nos trajo suerte porque el álbum se pegó inmediatamente en Cuba y en todo el Caribe. Fíjate. Con esto no funcionó bloqueo ni nada. Trascendimos. Así de simple. ¿Sabes del impacto de el Son 14 en Venezuela? -Muchacha, fue una barbaridad. Las presentaciones en toda la isla se multiplicaron y las propuestas internacionales comenzaron a llegar enseguida. Nosotros seguíamos trabajando en Santiago porque de allí era la mitad de los músicos. Otros eran de Camagüey y el resto de La Habana. En medio de todo este trajín hicimos dos discos mas. O sea, tres discos entre 1979 y 1983, año de la separación del Son 14. Día de los Músicos "En medio de todo este trajín hicimos dos discos mas. O sea, tres discos entre 1979 y 1983, año de la separación del Son 14". - ¿Por qué se separa el grupo? - Se han tejido muchos rumores. Y es verdad que había diferencias entre algunos de nosotros por asuntos de los arreglos, de la conducta personal y las giras, pero la verdad es que nos separamos porque no podíamos continuar la vida colectiva así, entre Santiago de Cuba y La Habana. Los músicos no santiagueros vivíamos en una suerte de residencia, sin hogar particular y sin poder trasladar a nuestras familias hacia allá. Y los santiagueros no querían residir en La Habana. Menudo paquete. Viajar era un suplicio y generaba roces, pugnas, mal humor...Yo lo sé porque yo lo viví. La tensión fue creciendo y explotó al fin luego del festival de Varadero de ese año, 1983, el año en que estuvo Oscar D’ León en Cuba. Habíamos viajado al exterior, México, Venezuela, San Francisco en Estados Unidos y algunos lugares de Europa. Las fisuras aumentaban. Decidí, para bien de todos, separarme de la orquesta. Hablé claramente con el Tiburón Morales, quien comandaba a los santiagueros, y le brindé la opción de que se quedara con el grupo y con el nombre de la Banda. Yo me iría para La Habana, y comenzaría de nuevo, pero allá. Con Adalberto se fueron unos cuantos músicos, camagüeyanos y habaneros. Los de Santiago se quedaron. Así comenzó una nueva etapa en la vida del hijo de Enrique Álvarez. -¿Qué pasó entonces? - Regresé a La Habana, pero bastante desalentado. Quería dejar todo como estaba y dedicarme a otras áreas dentro de la música, que sé yo...Muchos amigos me animaban a que no abandonara. Decían que yo tenía todos los ingredientes para proseguir, para salir airoso. Era compositor, arreglista, ejecutante, cantante. Pero el momento era duro para mí. -¿Cómo saliste del atolladero? ¿Cómo te repusiste? - Una vez mas, gracias a Frank Fernández. Frank, como todos saben, había participado en calidad de arreglista ( a veces de pianista) en todos los discos del Son 14. Luego de una gira internacional arribó a La Habana y me soltó un buen regaño por lo del desánimo. Los tiempos no estaban para decaimientos, decía, y mucho menos en la música donde había tanto qué hacer. Me sugirió entonces que hiciera algunas grabaciones acompañando a varios solistas cubanos. La ausencia del Tiburón en la parte vocal iba a ser notoria. Tiburón posee una voz como pocas para meterse en el Son montuno. Yo podía armar mi orquesta, pero conseguir un solista no iba a ser fácil. Por eso la sugerencia de Frank fue excelente. Armé la Banda y acompañé en grabaciones a Gina León, Omara Portuondo y Celina González. Así comencé a sentirme mejor y a ganar tiempo mientras buscaba las voces para mi orquesta. -¿ Y cómo fue la experiencia acompañando a tres mujeres? - Excelente. Respetaron siempre mis arreglos e indicaciones. Gina es una excelente bolerista, Omara es de lo mas versátil que tenemos y Celina, con Celina la experiencia fue tremenda porque ella nunca había grabado con orquesta. Tu sabes que lo de ella es el Punto y la Guajira, y su conjunto ‘Campo Alegre’. Pero nos fue muy bien, con un gran ambiente porque muchos músicos se acercaron a esta grabación dado lo excepcional de su carácter. Van tres etapas bien definidas en la vida profesional de Adalberto Alvárez. La de sus comienzos al lado de su padre, la de sus estudios superiores y la del Son 14. Adalberto asume las grabaciones con estas tres mujeres como una etapa de transición. La nueva etapa es la de “Adalberto y su Son” Día de los Músicos Van tres etapas bien definidas en la vida profesional de Adalberto Alvárez. La de sus comienzos al lado de su padre, la de sus estudios superiores y la del Son 14. -¿Cómo te salió este nombre? - Yo había compuesto hacía años un tema al que titulé "El Son de Adalberto", que, por cierto, fue incluido por Oscar D’ León en uno de sus discos. Fue Oscar precisamente quien me sugirió el nuevo nombre al insistir en que no me desprendiera de la palabra Son. Invertí entonces el título del tema que él grabó y salió la cosa: Adalberto y su Son. Con ese nombre yo había acompañado a Celina, Omara y Gina, pero lo asumí como oficial después de estas grabaciones. - ¿Cómo fue el recibimiento del público a tu nueva etapa? - Bárbaro. Hicimos el disco “Esperando a María” y casi enseguida salieron los demás. “Fin de semana con Adalberto” fue un jonrón. No he parado mas. Lo que mas me gusta es que la gente reconoce en esta orquesta el sonido del Son 14. Eso me encanta. -¿Qué te planteas ahora? - Dar mayor personalidad al sonido de la orquesta, trabajar más con los metales, fundamentalmente con el trombón, buscar las voces idóneas para este formato y lograr una mayor proyección internacional. - ¿Te gusta la salsa? ¿Cual es tu valoración de ella? - Me gusta, y mucho, porque hay cubanía en ella, pero en la auténtica. Tengo muchos amigos salseros y con ellos mantengo bastante comunicación desde hace años, pero sobre todo desde 1985 cuando participamos en el Primer Festival Salsero de España. Allí estaban, Cheo Feliciano, Rubén Blades, Eddie Palmieri, Oscar... - ¿Alguno de ellos en especial? - Me siento orgulloso de mi amistad con Pappo Lucca y con su padre, y con Roberto Roena. Ellos han tomado mis composiciones con mucho respeto y han realizado versiones excelentes. También Oscar. Ciertamente, Adalberto Alvárez es uno de los músicos contemporáneos de Cuba con mas temas colocados en el exterior de su país. La Sonora Ponceña, Roberto Roena, El Gran Combo de Puerto Rico, Oscar D’ León y muchos mas lo tienen como reservorio de composiciones. - Quienes son tus preferidos? - Soy un fanático de mis raíces. Benny Moré, Miguelito Cuní, Félix Chappotín, María Teresa Vera, Barbarito Diez, Arsenio Rodríguez, Ñico Saquito, en fin... Siento que si no somos fieles a nuestra esencia estamos faltando con la historia y con la música. De mis compañeros actuales me gustan mucho Juan Formell (+) y Los Van Van y la Orquesta Original de Manzanillo. Tienen autenticidad, aportes y tradición. -¿Algún sueño? - Sí. Que algún día nos encontremos en La Habana todos los buenos salseros y músicos del Caribe. - ¿Qué piensas del proceso sincrético en Cuba, y su vinculación con la música? - Ah, no. Esa es otra entrevista, porque ese tema es muy largo. Adalberto Álvarez ha hecho valer su opinión y sus investigaciones para devolver al bailador cubano a la figura del baile de pareja a través de la figura del Casino, modalidad netamente cubana para el baile de figuras, siempre en pareja. Fue declarado Premio Nacional de Música en 2008, y Cuba entera estalló en un sonoro aplauso aprobatorio. Este Caballero del Son tiene mucho que ver con la reciente declaratoria en su país del 8 de mayo como Día Nacional del Son, tomando en cuenta las fechas de nacimiento de Miguel Matamoros y de Miguelito Cuní, ejemplares soneros cubanos. A sus 72 años de vida a los que arriba este 22 de noviembre a Adalberto Álvarez le queda mucho por hacer, según él mismo dice. Y hará mucho todavía porque cuenta con la convicción, las ganas, el conocimiento y el cariño de un pueblo que ya desborda a Cuba para inscribirse en todo el Caribe.

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