LUIS CASAS ROMERO( EL MAMBI)
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El autor de El mambí
Ciro Bianchi Ross
ciro@juventudrebelde.cu
Cuando uno se adentra en la vida de Luis Casas Romero, avanza de
sorpresa en sorpresa. No es solo el autor de El mambí, melodía que
este año preside las fiestas por el Día de la Cultura Cubana, sino que
es el iniciador de todo un género musical, la criolla, que inauguró
en 1909 o 1910 con la pieza titulada Carmela. Compositores como él,
entre creadores como Mauri, Martín Varona y Anckermann, hacen que la
canción cubana se consolide en las décadas iniciales del siglo XX y se
despoje definitivamente de sus reminiscencias italianas y españolas.
Es, por otra parte, el fundador, en 1918, de la primera fábrica
electromecánica de rollos de pianola que existió en Cuba, que llevó el
nombre de Rollos Nacionales (Autógrafos Casas) en la que tuvo como
colaboradores cercanos a compositores del calibre de Ernesto Lecuona y
Nilo Menéndez, el autor de Aquellos ojos verdes. Y es asimismo el
pionero de la radio en la Isla. El 22 de agosto de 1922 inicia sus
trasmisiones la 2LC, que se mantuvo en el aire hasta 1928. En 1933,
con el concurso de sus hijos Luis y Ernesto inauguró la primera
emisora comercial de onda corta, la COC, ampliada en 1937 a COCO y
CMKC, “las emisoras cubanas”, como les llamó su creador y
propietario.
En su 2LC, Casas Romero hizo nacer en nuestro país el primer
“noticiario radial”, y trasmitió antes que otras emisoras el parte del
estado del tiempo. Su hija Zoila dirigió allí un espacio dedicado a
los niños y se convirtió en la primera locutora cubana y
latinoamericana, en tanto que en la planta de onda corta, su hijo
Ernesto se convertía en el primer locutor bilingüe. Fue en aquella
emisora donde se llevó a cabo el primer concurso de participación
directa del oyente a través del teléfono.
En aquel concurso, el oyente llamaba a la emisora situada en la calle
Ánimas número 457 entre Manrique y San Nicolás, y, luego de dar su
nombre, cantaba la pieza de su preferencia. Para que el público
pudiera escuchar la interpretación debía pegarse al micrófono el
auricular del teléfono. En el trascurso de los días el público
escribía y daba su opinión. Ganaba lógicamente el concursante que más
opiniones favorables recibía. El premio consistía en acudir
personalmente a la emisora y cantar frente al micrófono con el
acompañamiento de un piano. De ese certamen surgió una figura como
Hortensia Coalla, una soprano que con el tiempo llegó a entusiasmar a
Ernesto Lecuona, que en 1940 calificó su voz como “incomparable y no
igualada hasta ahora”, y que en 1963, en el propio año de su muerte,
la conceptuaba como “la voz más bella de Cuba”.
Amplio y variado es el catálogo de Casas Romero como compositor. A las
criollas que escribió, que fueron muchas, se suman valses y zarzuelas,
danzones y marchas militares, canciones y boleros… Cien o doscientas
composiciones en conjunto; una obra no limitada en exclusiva al
cultivo de lo típico, sino que se extendió a la suite y el poema
sinfónicos. Desbordante toda ella de la más limpia cubanía.
Quizás El mambí, estrenada el 21 de marzo de 1912, en el Casino
Español de La Habana, por Moisés Simons (piano) José Morone (violín) y
el propio autor en la flauta, sea su composición más emblemática y
conocida. Pero no quedan al margen sus boleros. En esta línea, el
titulado Si llego a besarte figura entre los mejores compuestos en
Cuba.
Afirma el musicógrafo Cristóbal Díaz Ayala que El mambí y Si llego a
besarte, así como La mora, Boda negra, Bombo camará, La Chambelona,
Tú, Acelera, Ñico, acelera, y Doble inconstancia, son de los pocos
títulos que sobreviven en el tiempo.
LA PRECOCIDAD
Luis Casas Romero nació en Camagüey el 24 de mayo de 1882. Tenía nueve
años de edad cuando comenzó estudios de música, y once cuando entró
como flautista en la orquesta de la Sociedad Popular San Cecilia. El
mundo de la música queda a un lado sin embargo cuando en 1896 se va a
la manigua. Es todavía un niño; tiene 14 años.
Lamentablemente no existen, al menos que el escribidor conozca,
registros de su paso por el Ejército Libertador. No se consignan en
el Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba ni en ninguna
de las fuentes que calzan esta página. Se sabe que fue corneta y
recibió heridas de gravedad. Finaliza la contienda y Casas se
integra, en su ciudad natal, al Patronato de la Banda de Música
Infantil y forma parte del elenco de una orquesta de baile,
ocupaciones que, para vivir, simultanea, con su trabajo de
tipógrafo. Como flautista ofrece conciertos con música de Verdi y de
Krakamp en su programa.
En 1904 está en La Habana como director de la compañía de zarzuelas
cubanas del Teatro Martí. Hace presentaciones en Mérida y Veracruz y
ya en 1907 se instala de manera definitiva en la capital de la Isla:
es el flautista de la orquesta del Teatro Alhambra, que dirige
Anckermann, integra el sexteto del Teatro Martí y conduce la orquesta
del Teatro Neptuno.
En 1909, Hubert de Blanck le confía la asignatura de flauta en su
Conservatorio Nacional, y poco después asume, en el propio centro de
estudios, las cátedras de teoría, solfeo, armonía y composición, así
como las de instrumentos de banda y orquesta. Esta labor docente se
interrumpe en 1913 cuando pasa al Ejército Constitucional al obtener,
por oposición, una plaza de flautista en la banda de Cuartel General;
plaza que asume con grados de primer teniente. En 1918 es subdirector
de esta agrupación que es entonces la banda del Estado Mayor, y, ya
como capitán será su director desde 1934 hasta su muerte. Con ella
hizo presentaciones en República Dominicana (1913 y 1926) Canadá
(1923) Estados Unidos (1930) y México (1938). Enriqueció su repertorio
con himnos y marchas y efectuó para ella arreglos de sonadas piezas el
catálogo sinfónico y operístico europeo.
Flautista eminente, acompañó en la escena a destacadas sopranos como
Amelita Galli-Cursi, Geraldine Farrar, Graziella Paretto y Lusa
Tetrazzini. Ejerció la critica musical en periódicos habaneros y fue
miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras, en la que
llegó a ser secretario de la Sección de Música. Su discurso de
ingreso, leído el 16 de mayo de 1940, trató sobre la música y su
influencia en el destino humano.
Fue director de las orquestas de los teatros Payret, Alhambra y
Molino Rojo y de la compañía de zarzuelas del padre de Blanquita
Becerra, y director artístico de la CMC, emisora radial de la Cuban
Telephoine Company, la mal llamada Compañía Cubana de Teléfonos.
CON UNA CORNETA DE JUGUETE
La 2LC, de Luis Casas Romero, es la primera emisora que pone su señal
en el aire desde suelo cubano. Aunque inició sus trasmisiones en 1922,
como ya se dijo, no se inauguró oficialmente hasta el 16 de abril de
1923, previo permiso de la Secretaría (Ministerio) de Comunicaciones.
El 2 identificaba a la provincia donde funcionaba la planta, y las
letras eran las iniciales del nombre del propietario.
Poco antes de las nueve de la noche, la 2CL ponía su señal en el
aire. Con una pequeña corneta de juguete, el propio Casas hacía una
llamada de atención, a lo que seguía una señal identificativa: golpes
rítmicos con el metal de la cornetica con lo que se lograba un efecto
parecido al tic---tac de Radio Reloj hasta que se escuchaba el
tradicional cañonazo. Casas entonces tocaba un acorde en la pequeña
corneta y decía: “Son las nueve en punto”. De inmediato se ofrecía el
boletín sobre el estado del tiempo que facilitaba el Observatorio
Nacional y un resumen de las noticias de actualidad. Cuando la 2CL
extendió sus trasmisiones ---eran de solo una hora al comienzo--- hubo
a las 11:30 de la noche noticias de ultima hora y la información sobre
los resultados de las competencias deportivas llevadas a cabo durante
la jornada, mientras en los mediodías ponía en el aire un programa de
una hora de duración con música de pianola.
Cuando Luis Casas Romero inauguró la COC, primera emisora de onda
corta, su tema identificativo fue El mambí, pieza clásica de nuestra
música, que ahora, cantada por Santiaguito Feliú, preside las
jornadas por el Día de la Cultura Cubana.
Fuentes: Textos de Díaz Ayala, Radamés Giro, Fajardo Estrada y Oscar
Luis López.
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