DE LUIS BRITO APRENDI QUE CARABOBO, BOLIVAR, EL BOLIVAR, EL MARISCAL EN AYACUCHO Y LA SARDINA SON PATRIA E INDEPENDECIA(Eligio Damas)

De Luis Britto aprendí que Carabobo, Bolívar, el bolívar, el Mariscal en Ayacucho y la sardina son patria e independencia Eligio Damas Si algo me ha preocupado y eso lo he hecho hasta con imprudencia, es aparecer asumiendo posiciones de insatisfacción, hasta con quejidos y, más que esto, con mucho sentimiento, con respecto a Luis Britto y Vladimir Acosta. Al primero no he tenido la satisfacción, el placer de conocerle personalmente, pero el segundo es mi amigo, mi compañero del MIR. Por los dos, aparte de respeto, guardo profundo afecto. Eso sí, por mucho un tiempo y ante muchas cosas, han sido mis guías, porque tuve la fortuna, desde muy joven, de adquirir la costumbre de jurungar en los libros y mirar, con el detenimiento y la poca agudeza de mis limitaciones, al mundo circundante. Por eso, mi afecto, respeto y reconocimiento de sus méritos, me fijo mucho en ellos, los insulsos no me atraen y lo que digan o dejen de decir, me impacta y genera expectativas y preocupaciones y, por lo mismo, con excesiva frecuencia, hasta de manera en veces impertinente, suelo mencionarles. Digo lo anterior para advertir al lector y los personajes mencionados, el motivo por què les aludo, pues sus posiciones, en veces, me hacen creer que estoy equivocado. Me importan demasiado. Ahora mismo, Luis Britto ha publicado un trabajo titulado “Carabobo, Bolívar y el bolívar”, que en concordancia con lo que arriba dije, diré que “me ha levantado el espíritu”, como solíamos decir en Cumaná. Es decir, me saca de la pesadumbre y de las dudas. Ha dicho allí que “La Patria llega hasta donde se aplican sus leyes y su moneda.” Bolívar, Sucre y hasta un modesto general, como José Francisco Bermúdez, hicieron lo que les correspondía. El primero es que lo que todo el mundo sabe, el guerrero y visionario, percibiendo que la tendencia del modelo planetario nos llevaría hasta donde al fin nos llevó, concibió la idea de crear la Patria grande americana con las “antes colonias españolas”. El segundo, el gran Mariscal de América, el gran genio militar y diplomático que, en Ayacucho, cerró el ciclo de luchas para poner fin al dominio español. El tercero, un general que ganó sus galones en el combate diario y pertinaz, poco nombrado, por aquello que diría Bartolomé Tavera Acosta, el insigne historiador regional carupanero, haber sido siempre un provinciano, de quien siempre supimos lo que fue, pero que ahora, quizás por primera vez, la historia oficial reconoce su labor y entrega, sólo por su trabajo relacionado con la batalla de Carabobo. Bermúdez, no estuvo en el campo de Carabobo combatiendo aquel día con Bolívar y Páez, pero es de los inmortales que está en el panteón allí plantado. Y está allí, por su trabajo intenso, heroico, sin descanso, dentro del plan destinado a llevar a los españoles a aquel espacio, de combatir casi a diario, desde Cumaná hasta Caracas y en veces regresándose, hasta hacer retroceder a parte del enemigo y a este, agotado, casi destruido, llevarlo a Carabobo, donde Páez y Bolívar completaron la faena. Bermùdez, salvando el mal gusto y la crueldad que caracteriza a los “picadores” del toreo, fue un poco eso, a los guerreros españoles que hallaba en el camino a Carabobo, los desangraba y agotaba. Ellos hicieron su trabajo por la patria, que significó romper los lazos del coloniaje español, pero eso no era todo, pues para repetir a Britto, “La Patria llega hasta donde se aplican sus leyes y su moneda.” Como no soy Luis Brito, sólo un humilde maestro, admirador suyo, yo digo pedestremente, y como cumanés de la playa y de ella dependiente, “la patria es la sardina abundante del golfo a la que uno accedía con facilidad y de gratis o comprando un montón en bolívares”. Y, siendo justo con la humilde fauna pesquera, también debo mencionar al tajalì. Estoy vivo y con 83 años, hasta ahora con excelente salud y con disposición y aptitud de escribir estas escasas cosas, como decimos los cumaneses “a costa de comer sardina y tajalì en abundancia”. Y entonces, al hablar de la patria y de todo lo que ella significa para “los patriotas”, así como Britto pone como fundamental la aplicación de “sus leyes y su moneda”, le agrego poder comer sardina y tajalì y, a estos no pudiéndolos agarrar en el golfo generoso de mi tiempo, porque estamos lejos, por lo menos comprar con mis bolívares, mi moneda, mi patria, la única con la que me pagan mi salario por haber sido maestro durante tanto tiempo que, contando los años, se me pierde la cuenta. Entonces la patria para mí es tambièn sardina, tajalì, el “río Manzanares déjame pasar”, Carabobo, el pájaro guarandol, el Orinoco, las Tetas de María Guevara, el Orinoco, el llano todo, los pàramos andinos y lo es Bolívar y el bolívar. El tajalì empezaron a llevárselo al mercado exterior, pese ser una especie barata y del gusto del venezolano pobre de la costa, para venderlo en dólares y se denunció y se dijo y nadie le hizo caso. Hasta un gobernador, el de Miranda, Héctor Rodríguez, una vez dio una rueda de prensa y se exhibió orgullosamente, con cachè de patriota, despachando un embarque de pesca al exterior, abundante en tajalí, el mismo que a uno negaban. Había que usarlo para adquirir dólares, para al final, “repartirlos” como el mismo Britto dijo, “a quienes los fugarìan de inmediato”. La sardina, pese estamos en época de la abundancia de ellas, poco se ve. Está como escondida. Y si la encuentra, es de esas que, en el fondo de los barcos, por el maltrato, el peso de las de arriba, su musculatura se ablanda. Y para comprarla hay que pagarla en dólares. Ya el bolívar nuestro, la moneda mía, la nuestra, no sirve ni para comprar esa humilde y abundante especie. Aunque debo decir que, pese el golfo y los espacios marinos aledaños. están preñados de ellas en tiempos como el de ahora, al mercado interno poco llega y si lo hace, es de aquella desechada que no se vende afuera, pero sí para a nosotros y, como para ”completà la vaina”, en dólares. No creo entonces que haya patria, en un país donde la sardina que es abundante como el aire, tanta como para que todos podamos tener acceso a ella, más si nos agrada, porque fue la base de nuestra alimentación desde niños, no la podamos comprar porque no tengo dólares y en veces, porque, aunque tenga unos dos o tres dólares, no me da la gana pagarla con esa moneda, porque simboliza que pierdo mi patria. Pero, por lo menos, me queda el consuelo que seguimos de pie, con la necesaria claridad y optimismo que estamos en lo cierto. Y digo esto porque, mis dudas, se despejan cuando leo a Britto decir “Revolución es profundo cambio en el control sobre los medios de producción y en la distribución de los bienes que éstos crean.” Pero dijo más, esta vez, cantó muy claro, nadie puede decir que no entendió eso de, “La lucha de Venezuela por su independencia es también batalla por un sistema monetario propio.” Es decir, Britto que es académico, intelectual de brillo, ha dicho lo que yo, “un simple maestro de escuela, de los de abajo”, dice que, nuestra lucha pasa por ganar salarios respetables, no degradarlos para que el capital extranjero, sobre todo en las “Zonas Económicas Especiales”, venga a esclavizar nuestra fuerza de trabajo y dispensen dólares y también por comer tajalì y sardina, pescadas con libertad en el golfo, por la gente nuestra y comprada en bolívares que tengamos de manera abundante de conformidad con nuestro trabajo. Repetiré también a Britto diciendo, por lo que se planifica en las “Zonas Económicas Especiales”, que no se hace patria y tampoco revolución, “exonerando al capital extranjero de pagar impuestos y para para recabar unos pocos dólares que se transferirían a capitalistas que los fugarían de inmediato”. https://www.aporrea.org/economia/a303218.html Gracias maestro Britto, me honro en decirlo, como solemos decir los cumaneses en estos casos, “yo sabía que usted no me iba a dejar mal parao”. Repito lo que usted dijo: “Hace falta un nuevo Carabobo”. Reply Reply All Forward

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