SEGUN DICEN , NO LO DIGO YO, EL SOCIALISMO NO SE HA HECHO REALIDAD POR CULPA DEL IMPERIO(Eligio Damas)
Eligio Damas
To:
George Diaz
Sun, Aug 27 at 9:58 AM
Según dicen, no lo digo yo, el socialismo no se ha hecho realidad por culpa del imperio y los pueblos inmaduros.
Eligio Damas
“Los tres países (Rusia, China y Cuba) que han hecho revoluciones anticapitalistas han fracasado por intervenciones directas del imperio y por inmadurez de los pueblos para adoptar un sistema más acorde a sus vidas”.
https://www.aporrea.org/internacionales/a324191.html
Este juicio lo leí recientemente en Aporrea. Allí está el enlace para llegar a él. En lo que a mí respecta, hasta la expresión “han hecho revoluciones anticapitalistas”, es dudosa. Pero puedo decir sin duda que eso lo creyeron quienes las impulsaron, pero lo que lograron fue formas de capitalismo de Estado, apoyados en regímenes de rígido control, dadas las dificultades o los desajustes que provocaron esos estremecimientos sin fundamentos a los y había que contener a como fuese lugar y siempre, en esos casos, como cuando los terremotos, se apela con frecuencia a la fuerza para poner orden
En Cumaná decíamos, ante juicios tan contundentes y determinantes como este, “Coge tu yuca, José Mapuey”.
Los explicadores acerca de por qué el socialismo no ha sido posible, son abundantes como quienes sostienen que existe como modelo de sociedad, sólo que en estado de enanismo o vegetativo por culpa de alguien. Pero es curioso que, quienes sostienen una cosa u otra, no suelen discrepar entre ellos, en este asunto, se aferran a la misma respuesta, aunque sean enemigos acérrimos; pero eso sí, la culpa es del contrincante, aunque hayan pasado tantos años desde que se inició la misma práctica e instrumento y estos se han vuelto mohosos. Los herederos se han mantenido fieles a ambos.
El “socialismo” cubano goza de partidarios en Venezuela, tanto dicen que allá lo hay y hasta coinciden en lo dicho arriba que está estancado sólo por culpa del imperialismo y el pueblo carente de conciencia, pero ellos en Venezuela discrepan y hasta son enemigos, por las formas del percibir y ver la coyuntura, que no va más allá de còmo acceder al poder y mantenerse en él.
Se trata de gente que comparte los mismos dioses y los dogmas que estos dictaron, sólo que cada quien quiere ser el heredero o herederos indiscutibles de aquellos. Por eso compiten férreamente entre ellos y repiten los mismos errores. Pero eso sí, pese su enemistad, como ya dijimos, la culpa no es de ellos ni sus dioses sino del diablo. Pero sólo que esos personajes que se definen como combatientes socialistas y hasta alumnos de alumnos de Marx. Hay ahora entre ellos una nueva especie, nada ortodoxa, que se aprovecha de los errores y las disputas, llena sus maletas y cuentas, huye y estando afuera juega un nuevo rol, que hasta pudiera ser el de exhibirse como original y puritano.
Es decir el socialismo no ha sido posible por “culpa del “imperio” y de la inmadurez de los pueblos”. Esto implica que la dirigencia, hizo las “revoluciones anticapitalistas”, desbordaba de madurez y, por supuesto, clarividencia, sólo que en un momento crucial la maldad del imperio y la inmadurez popular le frustró. Ella, esa inmaculada dirigencia, no se merecía ese pueblo.
Me suena como escuchar a alguien, exculpando a Yolimar Rojas, en cualquier momento que no pueda alcanzar el podio, resultado muy difícil que pueda darse en estos días, “por causa de esa idiota que saltó más que ella”.
Esta explicación no sólo es muy frecuente y hasta abundante y hay de sobra a quienes les gusta. Mi compadre Arturo, es uno de ellos.
El compadre Arturo, se ha imaginado siempre que el socialismo es asunto de soplar, hacer botellas y voluntarismo. Piensa, no muy distante de aquellos que con bandera roja se iban a las guerrillas porque la vaina estribaba en “echarle bolas al asunto”, pues “estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas”. Estas las inventaba él mismo o las tomaba de alguien de más arriba a quien ya tenía en un alto escalón para llegar a la santidad.
De estos últimos, muchos volvieron frustrados y hasta convencidos que así no era la cosa y menos para ellos que habían pecado en exceso de subjetivos, infantiles y creyentes o “creyones” en brujas y brujos que poblaban sus espacios y les marcaban ese misterioso rumbo “desde el más allá” terrenal. Pues la cuenta, sobre las “condiciones” nunca les cuadró. Pero, al regreso, perdida la condición de brujos o la conexión con ellos, tampoco elaboraron una respuesta adecuada y se quedaron como en el vacío, que de vez en cuando llenan con lo mismo de antes.
Para ellos no había que auscultar la sociedad, armado de los mejores instrumentos, hacer lo que esto recomendaba, sino pegar el oído a lo que creían el ombligo de la tierra, armarse de rabia y amor al mismo tiempo y “echarle bolas al asunto”.
No obstante, muchos de ellos, sobre todo los muertos en combate o en la tortura, fueron convertidos no en simples mártires y de una causa perdida por sus equivocaciones y de unos cuantos más que quedaron vivos, si es que eso se le llama vida, sino en héroes, como si hubiesen triunfado y llevado a cabo su propósito, alcanzada la meta. Algo más o menos como los cruzados, sobre cuyos hombros pesan muchos cadáveres, a quienes muchos de ellos, la iglesia, les hizo santos y los metió en nichos.
Hasta se olvida que pudieron ser causantes de la muerte de muchos y bastantes pérdidas en otros espacios, conexiones con la realidad y las multitudes. Y lo que es peor, de haber generado hondas diferencias en el movimiento popular y revolucionario de Venezuela y más allá; tanto que pese, Chávez hizo el prodigio de medio remendarlo, él mismo contribuyó en vida a empezar a desmembrarlo y luego, después de su muerte, volvimos al mismo estado de archipiélago de los años pasados.
Por cierto, algo de eso sucede en el MAS boliviano, donde según he sospechado, lo que ahora parece comprobarse, que la gente de Luis Arce, de manera indirecta, estuvo en el golpe contra Evo.
Con frecuencia me asalta una pregunta que no sé si tiene fundamento, pero por lo poco que sé, pareciera tenerlo. ¿Por qué la ULA y los tantos adoradores de Douglas Bravo, han sacado tan buenos números entre quienes habiendo apoyado a Chávez terminaron huyendo hacia EEUU con las bolsas llenas?
Discutiendo todo esto llevamos años y, pese todo lo acontecido, no hay forma de entender que nos hemos quedado en el pasado y hasta detenidos en la etapa juvenil y como marcados por aquellos brujos a los cuales de vez en cuando acudimos e imploramos, muestra que no acabamos de entender que ellos tienen mucha de culpa de todo esto por despistados y copiones. Hay quienes todavía, habiendo llegado a un cierto límite, quedaron encunetados, se justifican culpando al adversario de no poder salir de allí y, no obstante eso, les seguimos creyendo pertinentes y candidatos al panteón.
Uno se cansa de leer como, a fracasados en lo de “construir el socialismo”, pero exitosos en lo de lograr que mucha gente de eso no se percate, siguen siendo tomados como referencias muy importantes y “sus cosas”, significativos aportes para intentar definir las luchas por venir. Es decir, tuvieron la magia de convertirse en referencias de tanto peso e influencia que, quienes no se ponen de acuerdo en nada, eso hacen, justamente, porque siguen apegados a sus fórmulas y herencia cultural y política. Cada quien se vende como el mejor de los alumnos.
En buena medida, muchos siguen anclados en aquellos tiempos cuando no se le metía mucho cráneo al asunto y todo se asumía con la emoción propia de la edad y la creencia en brujería y en “héroes”, que nada tuvieron de Bolívar, y se empeñan en copiar falsos diagnósticos y propuestas de quienes terminaron donde deben estar, olvidados por los sensatos y adorados por los fanáticos y hasta fetichistas.
Seguimos en eso de creer que sólo basta “gritar patria socialismo o muerte”, “Muera el imperialismo”, para darnos por satisfechos y convencidos que dentro de nosotros, todo a nuestro alrededor, ha llegado al equilibrio y hemos alcanzado un orgasmo explosivo, tras del cual se alcanza un estado de tranquilidad y satisfacción, como quien por sólo por ver un plato de pollo frito o unas chuletas de cerdo o cordero bien asadas, dentro de una vitrina, sentimos tanto placer y satisfacción que hasta sacamos un palillo y comenzamos a limpiarnos los dientes y darnos ligeros golpecitos en el estómago. ¡Ya comí y está delicioso!
Seguimos siendo de aquellos que, en gran medida, nos guiábamos por unos mensajes mal transmitidos o recibidos, leídos con apuro o productos del inmediatismo y foquismo.
Marx, en la “Crítica al Programa de Gotha”, sentenció que la superación del derecho burgués, permitiría a la sociedad “escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades!”.
Esta fórmula que el Socialismo Científico postuló, muchos convirtieron en arma de combate. La exhibían como muestra del carácter democrático de la sociedad nueva, aquélla que habrían de construir cuando “asaltasen el cielo”. Lo que no sería malo, si se tuviese en cuenta que los caballos siempre deben ir delante de las carretas. Y lo de asaltar el cielo es un simple y dramático poema, que puede significar aprender a leer, simplemente haber nacido o tomar conciencia de lo que somos y dónde estamos e incluye lograr mediante los procedimientos pertinentes que el pueblo alcance el más alto nivel de conciencia si eso no logra, la culpa es suya. Más si eso en buena parte sucede, porque a ese pueblo no se le toma en cuenta para nada, salvo darle órdenes o dictarle líneas.
Mi compadre Arturo, que desde unos cuantos años atrás ha estado metido en cuantas luchas se han planteado contra la opresión, por la democracia y el socialismo, es de los que ofrece ahora aquella sentencia de Marx, a quienes les acompañan, de bandera para orientar combates y de aplicación inmediata, pues según él “las condiciones están dadas”. Pinta la sociedad nuestra como una mata de mango “cargadita” de frutos tan maduros que basta un pequeño estremecimiento para que estos se vengan al suelo. Por nada del mundo se percata que aquí y acullá, cerca y muy lejos, allá en el otro lado del mundo, creyeron eso, nada alcanzaron y hasta por aquí, terminamos más dominados que antes por el viejo amo.
Otros, con mayor oportunidad, pues hicieron uso de prensa de gran circulación y demás medios, se empalagaron pidiendo al Estado venezolano, en tiempos de Chávez, estatizase toda empresa que se atravesase o no en el medio. Pues según sus pareceres, ese es, per “sécula seculorum”, la forzosa fórmula del parto socialista. Hay hasta intentos concretos que no caminan porque, según sus propulsores, la realidad es defectuosa y no se moldea a sus deseos. Se inventan una igualdad distinta a la realidad y a lo “totalizado dialécticamente”, como dijese Sartre, y lo enunciado por Marx.
Y hablan de países, hasta muy cercanos, donde según ellos existe el socialismo, como una isla de Jauja, donde a fuerza de estatizaciones acabaron con la economía y mientras unos pocos producen y acumulan en complicidad con el Estado, la mayoría ronda por las calles esperando los bonos o las tarjetas de racionamiento y la economía no alcanza para tanto. Pero por el poder que emana de esa forma distribuir, hay que gritar “Patria socialismo o muerte” y explican que “el pueblo se ha entregado con heroísmo por la soberanía”, pero “eso sí, no te alejes mucho de la costa”.
Lo que en verdad no es más que un pretender comerse los cambures cuando apenas hemos sembrado el pie. Porque no es exactamente eso lo que el brillante alemán escribió.
Contrario a lo que alguien, premonitorio, muy tenido en cuenta dentro del proceso, Marx dice sin equívoco:
“De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino, al contrario, de una qu
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