PASCUALINA CURCIO LA TARIFADA Y BRUJA. ¡¡ A LA HOGUERA!!(Eligio Damas)

Pascualina Curcio la tarifada y bruja. ¡¡A la hoguera!! Eligio Damas Pocos días atrás hablé de Arthur Miller y “Las brujas de Salem”. No me había enterado todavía que, Pascualina Curcio, “es una tarifada”, supongo que “del imperialismo yanqui”. Digo esto último porque es lo que solían decirnos, cuando muchacho, compañeros estudiantes del Liceo Antonio José de Sucre, 70 años atrás, a aquellos que no estuviésemos de acuerdo con ellos en sus opiniones acríticas y solidarias con los procederes de Stalin. Y cuando hablé de Miller y su obra contra el mackarhismo, como ya advertí, no sabía que Pascualina era una “bruja” y en consecuencia, había que perseguirla, acosarla, encerrarla en el infierno y hasta lanzarla a la hoguera. Es más, antes le había escrito una crítica saludable porque al enjuiciar malamente la política monetarista y contraria al salario, escurría el bulto al señalar responsables, como apuntar sólo hacia el Banco Central. Me referí entonces a una conferencia que dictó en Pto. La Cruz, acompañada por Tony Boza y Valdez, en la cual el nombre de Jesús Farías no fue pronunciado por nadie. Pues en ellos, Pascualina y sus solidarios compañeros, como en mí mismo, ni siquiera ahora cabe la idea que la política monetaria del Banco Central la fijan sus integrantes por su cuenta, riesgo y menos que en eso, la opinión de Farías tenga mucho peso; pese este, al parecer, se lo crea, siendo sólo un difusor. Si hubiese sabido que se trata de una “tarifada” del imperialismo yanqui y de la CIA, allí mismo se lo hubiese dicho y hasta hecho ante ella las señas convencionales que conozco para espantar brujos y brujerías. Por lo menos decir, ¡zape gato! ¡Cuánto lamento que Jesús Farías, no lo hubiese advertido a tiempo! Lo que soy yo, dado el enjundioso juicio y por demás original y novedoso de Farías, para lo que le deben sobrar pruebas, de ahora en adelante seguiré leyendo a Pascualina y sus amigos, pero al final, pese me convenzan y me den irrefutables pruebas que dicen la verdad, a ella llamaré, para mis adentros, “agente gringa” y me persignaré y saldré a buscar alguien que santigüe para ser perdonado por seguir creyendo en lo que ella dice. No obstante, mucho lamento que Jesús Farías, en lugar de usar recursos comunicacionales como clandestinos y hasta misteriosos, no hable o explique públicamente las razones que tiene para “demostrarnos” el grado de complicidad de la aludida con la CIA, el Departamento de Estado y hasta con la OTAN, pues si eso hiciese, uno podría, como podría hacerlo yo ahora, citarlo, poniendo los enlaces respectivos para demostrar que a ella no hay que creerle. Que hay que dejarse de esa pendejada “antirrevolucionaria” de pedir aumentos de salarios, cuando lo que los trabajadores ganamos es por demás abundante. Y si hay inflación, no es ni siquiera por el “dólar criminal”, menos por la libertad de la cual gozan los comerciantes y empresarios para poner los precios que les venga en gana, tampoco por el bloqueo, sino por la ambición y avaricia de los trabajadores de ganar en exceso. Y esta desviación, estado pecaminoso, pues aquí todos somos iguales, hasta Lorenzo Mendoza, viene siendo estimulada por Pascualina, a quien le pagan, pues está “tarifada”, para tumbar al gobierno. Porque si algo es cierto es que los empresarios no pueden aumentar la producción, como sostiene Farías, porque los salarios son muy altos y no pueden contratar más gente y menos usar su capacidad tecnológica para producir por lo mismo. Es lo contrario, es necesario mantener los salarios lo más bajo posible y hasta disminuirlos, para que de repente, la maquinaria productiva se desate, el mercado se inunde mercancías, aunque acá adentro no haya nadie o hayan muy pocos con capacidad para consumir. Quien eso no crea y se ponga a decir otra cosa, lo contrario, como que hay empresarios que gozan una y parte de otra porque pueden producir a muy bajo costo y lo que aquí no venden, porque no hay quien compre, si exportar a otros mercados, tanto como que la harina precocida aquella, la muy conocida, se exporta y se está vendiendo hasta en Asia, estaría difamando por estar al servicio de la “CIA y del imperialismo yanqui”. Por todo lo anterior, la verdad que encierra el mensaje como clandestino, ese es su único pecado o mejor error, de Jesús Farías, Pascualina Curcio es una “bruja” que merece la hoguera. Lo único malo de todo esto, es que habrá otro u otros personajes como Arthur Miller, también tarifados, que se encargarían de poner a Pascualina como una víctima y hasta una heroína, por mentir, como decir que los trabajadores aquí cobran bajos salarios mientras un sector pequeño por eso se enriquece más. Pero hay una salida que pudiera evitar que Pascualina Curcio, aunque ella calle por momentos, pese sea una “tarifada y bruja”, termine convirtiéndose en un mito, heroína de los trabajadores que, en su mayoría, creen en un cambio sustancial, aunque no sea tanto como una revolución social, pues solo piden se les medio aumente el salario. No se trata de intimidarla con esas frases que, aun siendo ciertas y lapidarias, no resultan eficaces, como no eran aquellas cuando a uno intentaban callarlo llamándole “agente del imperialismo yanqui”. Lo que hace falta es que Jesús Farías salte al ruedo, lo que significa meterse en medio de la multitud y dé sus “científicas” explicaciones acerca del por qué los trabajadores deben sujetarse las agallas y contener sus pecaminosos deseos del “buen vivir”. Seguro la experiencia concreta y personal la tiene, sabe cómo hacerlo con cuatro lochas como salario. Y debe darlas, pues hay dirigentes sindicales, como Willis Rangel, que la están pasando muy mal, pues al no saber qué decir, como Farías si lo sabe, cada vez que va a una asamblea de trabajadores, pese su enorme peso corporal, deben sacarlo en andas y apresuradamente, por lo menos para que no sea víctima del mal de los abucheos y denuestos. Farías no debe vacilar en hacer lo que digo y no usar medios casi clandestinos, pues herencia le sobra. Viene de aquellos guerreros que en los tiempos de las petroleras gringas poderosas, que de paso contaban con el apoyo de los gobiernos de entonces, se enfrentaban de manera abierta y hasta con un vocerío enorme, pese no existían los megáfonos, diciendo sus verdades, porque la verdad no ofende y además tiene el valor de ser justa y digna de respeto. Los brujos y las brujas suelen ser mentirosos y malignos, por eso, a ellos y ellas no hay que temerles. La multitud suele comprender y aceptar la verdad, más si ella sale de la boca de los justos. Y a los brujos rechaza y detesta. Cada vez que elaboro una idea, concibo un juicio, desde aquí donde ahora estoy, mi biblioteca y sitio de trabajo, miro hacia arriba, al espacio donde tengo el retrato de mi padre, a quien guardo un respeto, el mismo que se le tiene a los santos y los dioses, tratando de asegurarme qué sigo siendo coherente conmigo y sobre todo con lo que él me enseñó. Pues hay cosas, normas, actos, que permanecen en el tiempo y tienen el mismo significado de cuando nuestros viejos nos los inculcaron. Además, hay una caricatura de Chávez y Néstor Kirchner, mirando desde el cielo “la revolución bonita”. Y es posible que, de alguna manera, el espíritu, el alma de Chávez, acurrucada en la multitud que le veneró, esté pendiente de lo que abajo hacemos. ¡Ven como es de fácil resolver las contradicciones! Al mismo estilo de antes. Reply Reply All Forward

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