?POR QUE DIOSDADO NO FUE DESFENESTRADO, COMO SI FACILMENTE RAFAEL RAMIREZ? (Eligio Damas)
¿Por qué Diosdado no fue defenestrado, como si fácilmente Rafael Ramírez?
Eligio Damas
En esta semana he recibido dos reprimendas. La primera me vino directamente desde Cuba, de parte de un personaje cubano, que me llenó el correo con mensajes con cierto aire de amenaza, exigiéndome, de modo por demás indelicado, que escribiese, ya, en el término de la distancia, un desmentido, en el sentido que Cuba no había votado contra Venezuela en Caricom en favor de Guyana, por la sencilla razón que no pertenece a ese organismo.
Resulta que hice mención, en artículo que escribí unos días atrás, titulado, “Los del PCV son de la CIA y Cuba vota contra Venezuela en Caricom. Los cambios que el mundo da”, de un tuiter puesto por María Alejandra Díaz, en el cual esta se quejó casi lastimosamente que Cuba hubiese votado de esa manera.
https://us13.proxysite.com/process.php?d=j8qYDkrWfBFw1ZP1RypINGL0JN%2Bb8ROAc9r6vTr33ZMLHcF%2BryhlS6V%2F&b=1
El mensajero me exigía, de manera apremiante, que aclarase aquel error, pero al mismo tiempo desechase lo otro, como que Cuba tiene firmado un acuerdo con Guyana desde 1981, con respecto al Esequibo, contrario a Venezuela, que se reúne con ese organismo demasiado frecuentemente y hasta le ha servido de sede en distintas oportunidades y que también omitiese que, Fidel Castro, fue el primer gobernante en el mundo que condenó el alzamiento de Chávez. Es decir, intentó imponerme que escribiese la historia al revés y sobre todo estrictamente a su gusto.
No había salido de este enredo cuando me veo envuelto en otro con respecto a Rafael Ramírez. Un articulista que publica en Aporrea, a quien siempre he respetado, como a casi todos, pues hasta suelo hacer caso omiso a quienes me aluden de manera impertinente, sin decir estos nada inteligente, me mencionó de manera desagradable y hasta casi puso, como decimos en el lenguaje coloquial, “en mi boca”, cosas que no dije ni diría nunca. Y hasta llegó a decir que mis argumentos eran falaces. Pareció haber pensado falsamente que dije lo que todos los enemigos de Ramírez de él dicen, sin percatarse que no me hice eco de nada de eso.
Se refería este ahora a mi trabajo titulado, “Rafael Ramírez, de nuevo en la palestra. “La Justicia italiana, como decir la UE, le salva de la extradición”. https://us7.proxysite.com/process.php?d=jtyX7Tug5gWBbm6QJ75jhvspYbf5EafwL3Q4twYPFVfwRhGiVyHqo6Y3ZuE%3D&b=1
Me comuniqué con él en privado, dándole mis razones y exponiéndoles mis quejas, pues me limité a decir dos cosas. Primero que, Ramírez, había sido un fracaso como estratega de la política petrolera de Chávez, asunto que han demostrado por demás técnicos petroleros como Mendoza Potellà y Einstein Millán, por lo que recomendaría busquen sus trabajos y también como político. Dije, en lo referente a este último asunto que, siendo presidente de PDVSA, aceptó le nombrasen de vicepresidente del partido para oriente, donde según su defensor parece haber desbaratado una mafia, pero no construyó el partido participativo y protagónico, de masas, que le diese participación a la militancia, sino hizo lo mismo que los otros habían hecho y que asumió al partido en oriente como otra extensión de la empresa petrolera.
Y agregué, que la mayor muestra de las deficiencias de Ramírez como dirigente político, se demostraba en el hecho que, a “los herederos de Chávez”, no les costó nada defenestrarlo. Y lo hicieron así porque, como dije en el artículo antes referido, carecía de respaldo importante, aparte de un reducido grupo de técnicos y gerentes.
No creo haya alguien sensato en Venezuela que desconozca este hecho tan evidente. O para mejor decirlo, en aquella confrontación, por lo que vendría, Ramírez estaba de sobra, por eso le mandan al servicio exterior como premio de consolación y luego deciden defenestrarlo.
¿Había fundamentos legales para eso? Eso sí no lo sé. Sólo sé, sin duda alguna, fue un “heredero” con pies de barro, sin asidero en la militancia; un gerente, bueno o malo, pero sin bases de sustentación en lo político.
Su respuesta, del amigo articulista a quien me refiero, a mi comunicación privada, que esperaba tomarla como un calmante para no volver sobre este tema, pese comienza por pedirme excusas y decir que “no es nada personal”, me endilga como propósitos inaceptables, que hubiese procedido yo como defensor de Maduro y aupando para que todo el peso de la injusticia caiga sobre Ramírez, tanto que me dice, “Su escrito Eligio es inoportuno (por lo menos no parece inocente), atiza el odio de muchos y la venganza de otros”. Y esto, justamente me obligó a esta respuesta. Eso sí, muy respetuosa, sensata y buscando la objetividad, por lo que reclamaría, a quien se crea con la obligación de responderme, lo haga de la misma manera y desmonte mis argumentos.
Es decir, haber dicho lo anterior, no significa esto que él me endilga, aparte de las frases que ya antes en su trabajo en Aporrea utilizó. Como no pudo rebatirme las dos cosas que anteriormente dije, se excusa en mi comentario, según el cual “la decisión de la justicia italiana, que es como decir, de la UE, no ayuda a adecentar el debate político”. Lo que significó, darle la oportunidad a Ramírez de venir a Venezuela a demostrar las acusaciones que contra él hacen y sobre las cuales nunca he dicho nada, porque no es asunto que no me compete ni interesa. En mis análisis políticos, ni siquiera con respecto a Guaidò y Leopoldo López, hago alusión a cuestiones que caen en el ámbito policial y la justicia.
Por eso, voy a concentrarme ahora, en esto, en hablar de Diosdado Cabello, corriendo el riesgo que ahora sean otros quienes la tomen conmigo y, darle, a lo que diré, una interpretación falaz, simplista; un proceder muy recurrente y nieguen la realidad, contando historias épicas y hasta románticas, como esas relativas a la lealtad y amor fraternal.
Decir que Cabello y Maduro son dos hermanos, como siameses, que se quieren por demás, es un simplismo y hasta cuento chino. Son dos fuerzas que se baten por el control de su partido, el poder y la herencia toda. Al hablar de herencia, para evitar malas interpretaciones, me refiero al liderazgo en el partido, las masas y toda la narrativa inherente a eso.
Y esto no sería nada nuevo en la historia política venezolana, por lo menos desde los tiempos de los primeros años del siglo XIX, de cuando Bolívar y otros más fundaron aquel movimiento llamado “sociedad Patriótica”, que enfrentó a quienes dominaban nuestro primer congreso, el de 1811 y casi les obligó a declarar la independencia. “¿Acaso 400 años de dominio no bastan?”, preguntó Bolívar el día 4 de julio en la “Sociedad Patriótica”, mientras una multitud rodeaba aquellos espacios y, al saber de su proclama, aplaudió frenéticamente. Acaso, ¿Miranda, el precursor, Bolívar, el futuro Libertador de todo el continente, el ejecutor del sueño del primero, no terminaron enfrentados? ¿Para llegar al liderazgo que comenzó a alcanzar a partir de la proeza de Manuel Piar, la toma de Angostura, Bolívar tuvo que lidiar y enfrentarse a los libertadores de oriente?
Pongo estos ejemplos solo con fines pedagógicos, no para que nadie, por ligero o impertinente, saque como “falaz” conclusión que comparo a Diosdado y Maduro con aquellos gigantes.
Las recientes elecciones partidistas, desde su programación misma y los acomodos extraños que han hecho, donde ganadores terminan siendo perdedores y quienes ni siquiera compitieron aparecen de ganadores, es un elocuente discurso de esa conflictividad interna por el control.
Maduro es el presidente; lo es porque Chávez así lo dispuso y tenía y tiene un fuerte respaldo en las estructuras del gobierno y del partido. Eso no era posible cambiarlo. Los demás estaban como “obligados” a aceptar aquello para mantener la unidad, el poder y no ser excluidos. De hecho, fue convertido en el más poderoso dentro de la organización política y el movimiento todo que desató Chávez. En principio, Diosdado quedó sujeto a esperar su turno; su “comandante”, así lo dispuso.
Pero a Cabello, quien contribuyó a despachar, como dije en aquel artículo, de manera fácil a Ramírez, por razones obvias, porque no pasó de ser un gerente de PDVSA, con la cabeza de gerente y no de político, por lo que no llegó a construirse una base de sustentación en el partido, no han podido hacerle lo mismo.
¿Por qué? ¿Por qué hay allí ahora puros hermanos, se quieren mucho y comparten exactamente el mismo proyecto?
¿Sería valedera esa respuesta? ¿No sería más bien, demasiado acomodaticia?
Cabello y Maduro bien saben que, lo dispuesto por Chávez aquella aciaga noche que partió a Cuba, fue sólo por lo “sobrevenido”, un asunto emergente que había que atender, darle una respuesta inmediata.
Como no tengo ataduras, tal como digo en mi carta de presentación en Aporrea, y, para más convicción, como ya soy muy viejito para buscar patrón, quien tampoco y por eso mismo, no me va a aceptar, pues no es nada ventajoso, “sin tapujos ni compromisos con nadie” y estando consciente que, entre ellos, por los antecedentes, orígenes y eso simple de ver el mundo de manera diferente, Maduro y Cabello, representan dos visiones distintas acerca de lo que hay por hacer, digo que, a Cabello, no lo defenestraron por tres cosas. Y es fácil entender que el candidato a defenestrar pertinente era Cabello, dado que Maduro era el presidente por decisión de Chávez,
Chávez, cuando designó a Maduro como su sucesor, viendo a Cabello todavía inmaduro, pese ese era de los suyos desde el comienzo, en la Escuela Militar, le otorgó sin dar declaraciones públicas, pues lo era de hecho, su liderazgo en el seno del ejército, fue esa una transmisión de la herencia adelantada; en eso no había otra alternativa.
Muerto Chávez, Cabello asumió lo suyo y, además, el liderazgo que antes venía manejando como el segundo de abordo en el partido. Esto y la aceptación “disciplinada” de Cabello de lo dispuesto por Chávez, inhabilitó a Maduro y los suyos a hacerle a aquél lo que hicieron a Ramírez.
Pues la debacle, decadencia petrolera y financiera, que arrancó antes de muerto Chávez, por los errores estratégicos, había que endilgárselos a alguien y nadie más pertinente y a mano que Ramírez. ¿Quién si no él era el pertinente para responsabilizarlo de todo aquello? Pensar en otra opción era un suicidio colectivo.
Según escuché de un alto personaje del gobierno entonces, cuando el comandante estaba recluido en Cuba, ya muy grave, Ramírez era de los pocos, después del grupo familiar, que tenía acceso a él, pues estando como estaba, angustiado por la decadencia de los precios del petróleo y su estrategia, demandaba información urgente e inmediata.
No podían, no estaban, como no están, dispuestos a ir más lejos. Todo aquello demandaba un culpable, es un libreto antes escrito y puesto en escena. Pues fue el petróleo, antes que el bloqueo, la causa primordial de nuestros males de ahora.
Pero Diosdado, sin importar lo que a cada quien se le ocurra decir contra él, con razón o sin ella, de manera bien fundamentada o disparatada, no se durmió en sus laureles de jefe del factor militar. Al contrario, se aprovechó de las obligaciones de Maduro en el Ejecutivo y, siendo el segundo de abordo, hizo un trabajo, al margen de lo cada quien piense sobre eso, que le convirtió, desde hace tiempo atrás, en factor también importante y de mucho peso en el seno del partido. Su programa, “Con el Mazo Dando”, cuya altura y calidad pudiera ser cuestionada, personalmente una vez le mandé un mensaje diciéndole que quienes le conducían o elaboraban el mismo lo estaban banalizando, le ha servido de arma estupenda para sus fines. Lo que obliga a Maduro a hacer uso excesivo de los medios de comunicación como mecanismo de defensa afuera y adentro. Diosdado no para, vive recorriendo el país y estableciendo relaciones estrechas con los cuadros del partido que son por demás abundantes.
No estoy diciendo, para adelantarme a quienes buscan las rendijas, que Diosdado haya construido un partido revolucionario, acorde con lo participativo y protagónico, democrático, que recoge el pensar de su militancia, sino uno que, por su ortodoxia, verticalidad que allí funcionan, responde, en buena medida, a su liderazgo y voluntad.
Es decir, Diosdado no se dejó envolver por los empresarios, técnicos o “secuestrar” por los altos jefes militares, sino que construyó un partido a su manera, muy al contrario del que Chávez decía querer - pese se contradijese a cada instante - y se creó una sólida base en lo político, un respetable apoyo en la militancia y por eso, no lo han defenestrado. Y lo hubieran querido hacer, lo que significa, por lo menos, ponerlo a un lado con han hecho con tantos. Como al mismo Elías Jaua, quien, habiéndose metido en el medio, en favor de Maduro, cuando los jefes de los bloques estuvieron a punto de enfrentarse, terminó aquél puesto a un lado y los jefes acordados y “puestas las cosas en su puesto” para no llegar a los extremos. Todavía no es el momento.
Esto no significa que quien esto escribe esté con Diosdado y lo defienda, como me sugirieron que estaba con Maduro por haber criticado respetuosamente a Ramírez, porque en verdad, estoy tan lejos de todos ellos, como puede estarlo todo hombre de izquierda que se sienta libre y dispuesto a correr las consecuencias que eso implica, salvo todos entremos en un serio y denso proceso de reconocimientos.
Espero no haya nadie tan escrupuloso, para encontrar aquí muestras de odio contra nadie y deseos de dañar, como me acusó en público y privado, de manera reiterada el amigo defensor de Ramírez a quien he hecho referencia. Mi condición de maestro de escuela y de la especialidad de las Ciencias Sociales, me lo prohíbe e impide, pero también me reclama narrar la historia tal como la percibo y no como un político en funciones. Claro, otras narrativas tienen tanta o más validez que la mía.
Reply Reply All Forward
Comentarios
Publicar un comentario