A ROBIN HOOD Y "PETROLEO CRUDO", FAMOSOS ASALTANTES , ENCALENTARON; A JUAN GUAIDO, COMO AL COQUI, NO LO PICA NI COQUITO(Eligio Damas)
A Robín Hood y “Petróleo Crudo”, famosos asaltantes, encaletaron; a Juan Guaidò, como al Coqui, no lo pica ni coquito
Eligio Damas
Ayer, Jorge Rodríguez, quizás, hay razones para esto creer, asesorado o inspirado en ese buen narrador que es Erarle Herrera, hombre siempre apegado a las buenas causas y este, más perspicaz que uno, sabe que la que ha asumido es de las buenas, nos contó la historia de un tipo que, con su banda, hace uso a discreción de recursos del Estado, para el buen vivir de todos ellos, sin que la justicia les alcance.
El tipo a quien destaca la narrativa de Rodríguez, el jefe de la banda, se llama Juan Guiado, y, de ella, quienes la escucharon y escuchan, que debe ser escrita, porque le da más tiempo al lector para que vaya más hondo y no se quede arriba, en lo superficial, en el simple mensaje, sino llegue a todo lo que eso alude, uno de inmediato saca la conclusión que Guaidò es un héroe.
No parece sensato que Rodríguez, quien es psiquiatra, asesorado en la parte narrativa, dramática, por Earle Herrera, esto lo imagino yo por el intento que hay allí de contar una historia cruel pero ocurrente, haga pasar a Guaidò como un “bandido”, pero de esos que por sus “habilidades”, ocurrencias, siempre logra escabullirse, como si fuese el “Fantasma que Camina” o Houdini. Lo que es muy peligroso, pues podría terminar convirtiéndole en un héroe popular. No creo que el ahora presidente de la AN, que hace lo mismo que cuando era Ministro de Información, con lo que hunde más en la oscuridad y la minusvalía a Freddy Yáñez, tenga la intención que Guaidò se convierta, en la imaginación popular, por la insistencia de la propaganda, en un Robín Hood, el ladrón del bosque de Sherwood que robaba a los ricos de la vieja Inglaterra para repartir entre los pobres.
Menos creo que Rodríguez quiera “vender” a Guaidò, ante la imaginación popular, aunque sea como una copia de aquel ladrón caraqueño, del tiempo del gomecismo, llamado “Petróleo Crudo”, quien tuvo la misma fama del heroico bandido inglés. Y no lo creo, porque siendo “el presidente interino” venezolano y de esos pagos caraqueños, de los lados de La Guaira, San Martín y de la UCAB, podría resultar una bomba explosiva - ¡hay que ver cuánto le gustan al personaje esas vainas y disfruta las explosiones! - hasta terminar en uno de esos candidatos, si es que le dan el chance, que, en unas elecciones confusas, como podrían ser las nuestras, dada el bajo nivel de liderazgo, echa una vaina.
Robín Hood formó una banda de ladrones, en la que hasta curas hubo, que asumieron la lucha por la justicia, robando y repartiendo entre los menesterosos. Y hoy, varios siglos después, en la etapa del capitalismo y del imperialismo de varias cabezas, la idea del legendario bandido inglés, pareciera querer tomar vigencia, tanto que, en Caracas mismo, ahora hay “pranes” que eso intentan revivir y alcanzan mucho prestigio y resonancia popular. Y en sectores que se asumen de vanguardia, en la lucha contra el capitalismo degradante y el imperialismo, eso del bandido inglés toma fuerza y se le concibe como forma de hacer el socialismo. Lo que sería uno inspirado en Robín Hood, pese ni siquiera esa obra hayan leído, pero algo de él escucharon; pero explicado, a quienes les escuchen y en ellos crean, a partir de un Marx estudiado en una nota encontrada en el fondo de un pote de avena Robín Hood.
Una historia lanzada así, de ese ladrón, según Rodríguez, seguido de ladrones, pudiera ser vista y escuchada como la de uno lleno de amor y justicia, ¡como que prende! Y en la gente, metida en este vendaval que no sabe para dónde le lleva, llena de privaciones e incertidumbres, en medio de la oscuridad, puede prender la idea de un héroe como el inglés o el caraqueño, más si hay quienes, hasta sustento teórico, a través de la narrativa, brindan, en vivo, directo y sin ningún costo.
Y es que “El Guaidò” de Jorge Rodríguez, ese que tiene toda una corte, como la de parlamentarios, Corte Suprema de Justicia, ministros, ministras, hasta gobernadores y alcaldes, que cobran altas sumas, apropiándose en la misma cara de uno de los recursos de la nación y el pueblo, como banda de ladrones que entra a un banco, le roba, deja las cajas vacías y sale a la calle con toda libertad, mientras los policías solo observan y hasta evitan a los ladrones obstaculicen la salida y el pueblo agrupado a los alrededores les aplaude, podría terminar en una copia de Robín Hood o Petróleo Crudo. Con el agravante que ninguno de estos pudo volverse líder de la política por la claridad y fuerza de los Estados, el monárquico inglés y el nuestro a quien, en propiedad, hay que decirle gomecista.
La imagen anterior no es un invento y menos una recreación nuestra, sino la que emana de las “denuncias” de Jorge Rodríguez. La palabra en plural, denuncias, le encomillè, porque por el carácter dado por el “denunciante”, quien se exhibía más bien jocoso, como intentando reírse de Guiado y los suyos por todo lo malo y depravado que hacen, uno percibió como si sólo se intentaba dar a conocer aquello que, pese siendo a todas luces un delito de grandes proporciones, desde el gobierno sólo merece ser ironizar por TV.
Parecía aquello, para decir lo menos, como que un padre, hablando al resto de la familia y los amigos, de todas las malcriadeces de uno de sus hijos; ese que se roba, juega y bebe el patrimonio familiar, pero para quien no hay sanción, porque sería como un autocastigo. Porque quien se mete con la familia se muere.
Entonces, “El Guaidò” de Rodríguez, ese que se auto proclamó presidente, que ya ni siquiera tiene piso alguno para seguir sustentándose, pero continúa en lo mismo, según la denuncia, apropiándose de los dineros del pueblo, hasta impide que a este puedan llegar las vacunas y, para más vainas, está allí mismo, en Caracas y nadie para nada le molesta, por lo que hace y la exaltación de la narrativa oficial, pudiera convertirse en un héroe popular.
¿Y qué más puede pasar si Rodríguez le acusa de tantas cosas graves y ni siquiera se calienta, sino que se ampara en una sonrisita, no sé si nerviosa o irónica, aunque puede ser una y otra a la vez y menos, como presidente de la AN, hace un llamado al gobierno, a las autoridades competentes para que detengan al denunciado? No es Rodríguez un personaje cualquiera, tampoco un funcionario de segunda, si él denuncia eso es porque esta, la denuncia, tiene carácter de Estado. Y siendo así, ¿por qué nadie detiene al acusado?
¿Miente Rodríguez deliberadamente? No lo creo y razones sobran para no creerlo, pues según los videos, los personajes acusados, nada ocultan, dicen sin rubor que ese montón de real se lo cogen, pero no para hacer con él lo que Robín Hood o Petróleo Crudo hacían, lo que tampoco le está permitido, sino para su particular usufructo. Pero bien sabe uno por experiencia y más Rodríguez por psiquiatra, que esa actitud del Estado, muestra de impotencia frente a alguien le convierte en un héroe.
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