A EVARISTO MARCANO, HABLO DE LA POCA VISION Y FALSA AUDACIA DE LOS OCULTOS EN LOS MATORRALES (Eligio Damas)

A Evaristo Marcano, hablo de la poca visión y falsa audacia de los ocultos en los matorrales Eligio Damas Me entusiasma este debate. Porque emerge ahora entre dos buenos amigos y porque he intentado por años prenderlo sin éxito alguno. Entre Evaristo Marcano Millán y quien esto escribe hay muchos vínculos y sobre todo un sincero y profundo afecto. Hemos sido compañeros de lucha por años, colegas, participantes en muchos debates, unas veces coincidiendo, otras no, porque así es la vida. Esta vez, en apariencia, aparecemos discrepando y esto hace el asunto por demás interesante. Además, bien lo sé, en ambos prevalece, se impone, el deseo de discutir para abrir horizontes y no lo pragmático ni la ideologización. Además, esto es una parte importante del debate por dar que pocos asumen y en esto tiene mucho que ver el peso que todavía sobre muchos ejerce el estalinismo. Se discute o mejor hay quejas, muestras de inconformidad, como que “me sacaron, no me dieron lo mío”, reprueban los efectos, pero no se abordan las causas. Pero vean dije, al referirme a Evaristo Marcano, aparecemos “en apariencia discrepando”. Y así lo digo porque en verdad, en el fondo, no lo hacemos, seguimos estando de acuerdo en muchas cosas, hasta en este asunto concreto que ahora ventilamos. Días atrás escribí un artículo titulado “¿Por qué Maduro se muestra partidario de llamar a elecciones antes del 2024? Esto y el New York Times”, https://www.aporrea.org/medios/a316259.html, en el cual, entre tantas cosas, intenté explicar las razones que sustentan e impulsan a Maduro a pensar en un adelanto de elecciones, pero también el lamentable estado de aislamiento, división de la izquierda, que es hoy como un fenómeno mundial. Y, en esa labor, dije una frase que mi amigo cita en su artículo “Eligio Damas: Un matorral (creo) es más digno”. https://www.aporrea.org/ideologia/a316297.html Dicha frase, tomada textualmente de su propio artículo, con la advertencia que es mía, dice “"La izquierda, la distanciada del gobierno, se fue a lo que ya dije, a quejarse en los matorrales y la soledad. Es decir, reaparecieron pequeños grupos errantes y tan confundidos como antes". Por ella, mi querido amigo, después de dar sus razonamientos concluye que, “es más digno”, estar en un matorral que, dentro de lo que ahora es el PSUV. De donde no es nada difícil concluir, piensa es mejor, para esa izquierda “distanciada del gobierno”, lo que ha sucedido, que lo que pudo suceder. Hay en mi viejo y maravilloso amigo, un ser humano lleno de virtudes, tantas como para que este servidor le tenga en alto sitio, una concepción por demás fatalista. Pareciera que lo acontecido estaba determinado y no había nada por hacer. Los hechos estaban escritos, sancionados y por mucho que se hiciese en contra o en favor para que transcurriesen de otra forma, eso era inevitable. Voy a empezar personalizando esto, pues de ello orgulloso me siento. Quien se tome el trabajo de revisar mi archivo hallará, entre otras cosas, como desde los tiempos de Chávez, me manifesté contra su llamado a formar partido único y en favor de quienes en el Celarg hablaron de Hiperliderazgo. Es más, cuando estos se callaron y dejaron aquello como estaba, yo insistí en el asunto. Pero también hallará el curioso o quién interés me preste, como me manifesté contrario a la concepción de partido vertical, grupal y personalista que se venía diseñando. Yo, en particular, me fui al Psuv porque militaba en el MVR, al cual ingresé siendo independiente. Incluso, hay un trabajo en mi archivo, en el cual sometí a crítica la explicación dada por alguien, a manera de elogio, de cómo el Comandante Chávez, según aquél, seguía el criterio de partido “de vanguardia, vertical”, sin saberlo, ajeno a lo participativo, protagónico, que se venía convirtiendo el PSUV, expuesto por Klèber Ramírez en uno de sus libros. Y es que lo expuesto por Ramírez, no es nada diferente a la concepción tradicional de los viejos partidos comunistas y sus posteriores herederos. Ramírez no dijo nada nuevo, se limitó a reeditar lo de los partidos comunistas y los de los tiempos de la lucha ilegal y armada en Venezuela. Además, esa sólo fue su experiencia. En esa concepción se explica lo dicotómico que hubo en el Chávez, que hoy hablaba de un partido en el cual quienes estuviesen en el gobierno, no ejerciesen dirigencia en él, sino al contrario, quedasen sujetos a su supervisión, contraloría y dirección y mañana, por su propia decisión y voz, nombraba a un ministro jefe del partido para una determinada región del país o un alto puesto dirigente en el mismo. En lucha contra eso estuve y pruebas tengo. Allí está mi archivo. Quizás por eso mismo y digo quizás, para no exaltarme, me fui quedando al margen, siendo ignorado y marginado; me vieron como un viejo cascarón vacío, porque tampoco fui competente para hacerme escuchar y ser tomado en cuenta. Para consuelo de mi amigo Evaristo, también me fui a los matorrales. Cuando expuse, vuelvo a mi archivo, mi contrariedad a la eliminación de los batallones por discrepantes, desafiantes y hasta denunciantes, del MVR para reducirlos a patrullas y al final estas a UBCH, para hacer de la organización una puramente electoral, manejada verticalmente por los de arriba y hasta impersonalmente por las medios de comunicación y redes sociales, propuse se les dejase funcionando, como una más amplia forma de democracia, pero al mismo tiempo se dividiesen, para los efectos de las tareas cotidianas de ellos derivadas. Al hablar además, de estructuras más pequeñas, ágiles, como células, pertenecientes a los batallones, para tareas políticas cotidianas, recibí como respuesta, “eso es una concepción antigua de partido”. La novedosa y democrática, participativa y protagónica era la de Klèber Ramírez; la grupal, vanguardista, clandestina y hasta, en definitiva autoritaria, no por el deseo de la gente, sino por la estructura misma. Es decir, la que había fracasado y estaba concebida para momentos de clandestinidad pero servía para eludir el derecho de las mayorías. Es decir, el Psuv terminó siendo lo que es y mucha gente crítica ahora, porque entonces faltó quien a eso se opusiera. Pareciera que, en aquellos momentos, cada quien puso interés, no en el tipo de organización democrática, amplia, participativa, sino en el deseo de terminar siendo el controlador de aquello. Hubo quienes les fue suficiente les sacasen del gobierno para irse. Sin hacer mención por asepsia a la larga fila de corruptos y sus servidores, entre hay quienes se dan golpes de pecho. El Polo Patriótico mismo o mejor los partidos que lo integraron, distintos al de la militancia del presidente Chávez, se conformaron, de hecho, pues esto no niega rumiaran su inconformidad, se conformó con el trato o mejor con la ignorancia en la cual se les mantuvo. Y eso fue desde siempre, sólo se atrevieron a reaccionar y eso, optar por distanciarse, muerto Chávez, pues a este le permitieron les ignorase. Si algo nunca el chavismo discutió con interés y ánimo de buscar lo mejor y conveniente, fue acerca del tipo de partido, sobre todo ante un mundo y unas circunstancias totalmente diferentes a las experiencias de la vieja izquierda. Menos la forma de relacionarse los partidos aliados con el gobierno para hallar consenso y darle la mejor y más amplia orientación al mismo. Todo se tasó cuantitativamente. “Se te dará el trato que mereces según las cifras electorales. Si estás son bajas, cállate y limítate a esperar”. Y ante eso, todos callaron y hasta hicieron signos cabalísticos. He dicho muchas veces y lo voy a repetir, que Betancourt no derrotó a la izquierda dentro de AD. Él, por su propia iniciativa, no podía hacerlo, porque era por demás débil. Para empezar, pese su liderazgo decorativo, tenía en contra los garrafales errores cometidos ejerciendo la dirección del partido desde el exterior, al cual convirtió en uno terrorista que causó muchas muertes y pérdida de conexión con el movimiento popular. Contra Betancourt, en 1958, ya caído Pérez Jiménez, se alzaba la gloriosa figura de Leonardo Ruiz Pineda, asesinado por la dictadura, pero quien impuso un cambio en la táctica de lucha; depuso la golpista y terrorista del guatireño e insertó a AD en la lucha de masas, acercó su partido a otras fuerzas democráticas, como URD y el PCV y lo que, por otras cosas, se tradujo en el 23 de enero. Por esto, dentro de AD, caído Pérez Jiménez los factores progresistas y hasta revolucionarios que iban desde gente del Buró Sindical, quienes seguían al maestro Prieto, los del llamado grupo ARS de Ramos Jiménez y en buena medida la herencia de Leonardo, los ubicados en lo que se llamó la izquierda, liderados entre otros por Domingo Alberto Rangel y Simón Sáez, eran mayoría aplastante frente a Betancourt y los suyos. Pero el guatireño, pese eso, logró cosas de las cuales fui testigo. En las bases del partido, por ejemplo, en las parroquias caraqueñas, como Altagracia y San José, donde viví mucha de esa experiencia, la izquierda vivía enfrascada en debates, acerca de lo que la separaba, particularmente por la visión estalinista, nunca lo que unía, contra las corrientes distintas a las de Betancourt, la que por minoritaria y hasta diseño estratégico, rehuía aquellos debates o se unía a la tendencia que mejor le convenía. Tan mal fue aquello manejado que, en la segunda Convención Nacional de AD, a la cual asistí como representante de la Seccional Cumaná -en Sucre habían dos, la mencionada y Carúpano - estando casi el 85 por ciento de la representación en favor de los opuestos al betancourismo, esta tendencia terminó triunfante por el feroz enfrentamiento entre quienes eran la mayoría y tenían muchas razones y aristas para ponerse de acuerdo y asirse. Es decir, Betancourt no derrotó al progresismo, la izquierda, sino que se aprovechó de la torpeza, falta de visión del mismo para imponer su dominio. O para decirlo de otro modo, el progresismo, de hecho contrario a Betancourt, se destrozó entre sì, Aunque es bueno sepamos que, lo ecuménico, dicho de esa manera para mantener las formas y la debida delicadeza, del estalinismo y la Revolución Cubana, fue un ingrediente y hasta catalizador en aquel alocado proceso. Recuerdo como el maestro Prieto, solía calificarnos a los “izquierdistas” como “colonias mentales”. En el MVR y luego en el PSUV, pasó algo similar. No fue un asunto determinado por factores ajenos a la conducta humana. Lo primero que hay que dilucidar es que la aplastante mayoría, al parecer no discutía ni discutió nunca sobre concepto de partido, casi todos estaban ganados por el mismo, el que promovía el máximo líder. Las críticas no pasaban de objetar a determinados personajes, nunca o muy escasas veces, a la concepción y práctica. Tanto que de lo del hiperliderazgo relacionado con Chávez no se volvió a hablar en la medida necesaria y sustancial más nunca y el comandante siguió hasta su muerte, en la misma actitud, pese su discurso, en veces predicaba lo contrario. Si se quiere, Chávez terminó siendo víctima de la adoración de la que fue objeto. Quienes se fueron paulatinamente del PSUV, lo hicieron por distintas razones. Por supuesto, debo decirlo, pero no es parte de lo que sustancialmente me atrae por discutir, de primero y a lo largo se han ido los corruptos y oportunistas en masa, empezando por Luis Miquilena. Pero aparte de esa cosa asquerosa, la primera razón o motivo, estuvo en la aplicación de lo vertical y en lo que respecta a desplazar de los mandos dirigentes y espacios de las tomas de decisiones a gente que estorbaba. Pero nunca, por lo menos que yo sepa, por objetar la concepción y práctica de partido, porque son las mismas, de unos y otros, solo que en este caso, el arma se volvió contra un sector, grupo o individualidades. Eran combatientes con las mismas espadas, escudos y mañas, para el quítate tú, para ponerme yo o mejor, nosotros por ustedes. Quizás, no lo sé bien, las fuerzas que optaron por irse o terminaron siendo derrotados por quienes se hicieron del control, no fueron víctimas del enfrentamiento entre ellos, pero sí de no haberse percatado de la anquilosada concepción de partido y liderazgo y menos de las posibilidades y hasta necesidades que, entre ellas había de buscar acuerdos. Porque las había y las sigue habiendo. Pero además, una multitud dentro del PSUV, que incluye a quienes ahora este partido controlan y gobiernan al país, entre los que aún quedan, pero también a quienes en mayoría se fueron, nunca fueron capaces de unirse para formar importantes fuerzas, bloques que pudieran darle un rumbo distinto a los acontecimientos. Allí, una gran mayoría, salvo la gente de la Liga Socialista y grupos militares que supieron encontrarse para sus específicos fines y concepciones, no fueron capaces de accionar para buscar los encuentros necesarios y conseguir que los acontecimientos, en todos los sentidos, como ese que se expresa en el sectarismo, exclusión y la ejecución de políticas de las que ahora se lamentan, no fuesen la resultante. Y por no haber sido capaces de eso, aparecen como dije, “escondidos en los matorrales y lamentándose”. Tampoco eludo decir que, quienes ahora mantienen el control y “los escondidos en los matorrales”, entre quienes pudiera contarme, salvo que eso no implica el soñar con la guerrilla, la “radicalización” irracional y la violencia como ingredientes indispensables para el cambio, pudieran haber terminado siendo víctimas de un proceso donde la totalidad impuso sus reglas y dirección. Reply Reply All Forward

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