, DEMOSTRAR A DAVID DESNUDO, HABLAR DE DARWIN DE MARX Y CRITICAR LOS ERRORES DE LOS PODEROSOS(Eligio Damas)

Buen día Frank. Gracias amigo. Eligio Damas Aol / Old Mail Eligio Damas To: George Diaz Tue, Mar 28 at 12:18 PM Ofende mostrar a David desnudo, hablar de Darwin, de Marx y criticar los errores de los poderosos. Al levantarme, en un duro día más cuando atravieso una molestosa crisis de tensión arterial, sin poder ir al especialista, por lo que el lector puede suponer fácilmente, leo en los medios que, en Estados Unidos, destituyeron a una profesora por haber mostrado a sus alumnos la imagen del David desnudo, de Miguel Ángel Buonarroti, una de las más significativas obras de “El Renacimiento” italiano. Inmerso en mí no muy agradable estado de ánimo, habiendo pensado no escribir nada, tal como me comporté ayer, pues porque los síntomas propios de mi malestar y aunado a cierto grado de depresión que, para trabajar me indisponen, me dejé ganar por el hábito, la costumbre o la cultura ancestral que en mi anidan y opté por escribir esta simpleza. La intención de Miguel Ángel fue mostrar la belleza a través de la imagen desnuda, limpia y llena de las mejores virtudes de David, antes de enfrentar a Goliat. Además, estaba él en los tiempos de “El Renacimiento” italiano, cuando sobre todo en el arte, se viene cambiando muchas cosas y el hombre procura acercarse lo más que puede a la verdad y por ende a la belleza. Pese que, en buena medida, es como un regresar al arte griego, donde los artistas, escultores, pusieron énfasis en destacar la figura humana buscando la perfección y la verdad. Por reacción oficial u oficiosa, en Estados Unidos, la profesora “Hope Carrasquilla, rectora y profesora de un colegio de Tallahassee, la capital de Florida” fue obligarla renunciar; la justificación, “haber mostrado a sus alumnos de 11 y 12 años, imágenes de la famosa estatua, dedicada al héroe bíblico, realizada por Miguel Ángel Buonarroti entre 1501 y 1504”. https://www.aporrea.org/cultura/n381584.html Fui alumno de “historia del arte”, en el Liceo Antonio José de Sucre, si mal no recuerdo, así se llamaba la asignatura, apenas en el segundo año de bachillerato, siendo yo un muchacho de unos 11 años, de un profesor a quien llamábamos “Perspectiva”, por su empeño y paciencia para enseñarnos a exponer o pintar lo que viésemos en la misma dimensión y realidad que la vista nos dicta, es decir, en “Perspectiva”. Recuerdo aquel ejercicio de mirar el objeto a pintar con el ojo izquierdo cerrado, el brazo medianamente extendido, el dedo anular en posición vertical, mientras los otros se empuñaban, apuntando hacia donde se hallaba lo que habríamos de pintar en claro oscuro. Aquel docente en arte poco hablaba, nos hacía hablar a nosotros, con palabras y dibujos, después de hacernos mirar atentamente las imágenes que llevaba al aula para estudiar a cualquiera de los artistas que el programa escolar indicaba. Y recuerdo como, en la biblioteca del liceo, una muy rica, nos íbamos a mirar las imágenes de las esculturas y pinturas del arte griego y de “El Renacimiento”, en aquel maravilloso libro de arte, de Pijoan, donde aparece lo mejor y más representativo de aquel arte, para luego discutir en el aula, bajo la dirección de aquel extraordinario docente, que ahora recuerdo sólo por su apodo, “Perspectiva”. Y en ese arte griego, como en “El Renacimiento”, las figuras se muestran en movimiento y en buena cantidad al desnudo. Era una de las más usuales formas de exponer la belleza y generar en uno sensibilidad, amor por el arte y la vida toda. Antes, en otros trabajos, he mencionado aquella bella película del cineasta italiano, Franco Zeffirelli, titulada “Hermano sol, hermana luna”. Hay allí una imagen de San Francisco, desnudándose y en plena desnudez, mostrando de aquella por demás elocuente manera, bella, su renuncia a lo que había vivido, siendo hijo de un rico comerciante y algo, como lo era en esos tiempos, aunque lo sigue siendo, poco apegado a la moral cristiana y de los hombres decentes. Aquella desnudez, no sé si de la vida real de San Francisco o recurso creado por Zeffirelli, es una de las cosas o poemas más bellos que màs me han impactado en la vida y creo sea digna de mostrar a todos los hombres y mujeres, sin importar su edad. Recuerde el lector que, la opción tomada por el santo, fue una negación absoluta a su vida pasada. Por la docente reprimida ahora en Estados Unidos, específicamente en La Florida, por mostrar a sus alumnos el David desnudo de Miguel Ángel Buonarroti, como antes recordé lo que he escrito, vuelvo al recuerdo de nuevas cosas. Sólo que, el lector, debe manejar esto en “Perspectiva”, con el brazo derecho ligeramente extendido, el ojo izquierdo cerrado, con el derecho mirar el objetivo o modelo, mientras la mano recoge los dedos, menos el pulgar, el cual se mantiene en posición vertical, puesto en paralelo a lo que se mira y habrá de pintar, para captar con la debida y posible precisión, en “Perspectiva”. Mi compañera llegó muy joven, a ejercer de docente, recién egresada del Instituto Pedagógico de Caracas, entonces una institución de un muy alto nivel y prestigio, a la ciudad de Maturín. El cargo, después de graduarse, se lo dieron a última hora, cuando ya los escogidos por la preferencia gubernamental y sus agentes, habían colocado a los suyos en los puntos claves. No estaba ella entre los favorecidos, pues el gobierno de turno, hablamos del año 1965, sabía en detalle el currículo completo, la vida toda de cada egresado. Por eso, le asignaron un cargo cuando ya todo estaba cuadrado, la mandaron a Maturín y le asignaron unas pocas horas de literatura, gramática, lo que era su especialidad y mayormente unas de la asignatura de sociales, su nombre específico ahora no recuerdo, pero dentro de la que estaba un objetivo y contenido sobre Darwin y la “Evolución de las Especies”. Aquella joven, como tal, todavía inexperta y limpia, tanto como San Francisco y siendo hija de una familia muy modesta, nada parecida a la del santo, intentó enseñar a sus alumnos tal como, al final de sus trabajos, Darwin expuso sus investigaciones, sin negar que más allá de lo estudiado pudiese haber un misterio. Pero Darwin expone que la vida es un proceso de cambios y adaptaciones desde seres muy inferiores hasta llegar al hombre. Es decir, el “acto de creación divina” del ser humano, no entra en los trabajos de Darwin. Enseñar eso, a aquella joven dama, quien vivía sola en un apartamento en Maturín, pues su esposo, quien ahora esto escribe, trabajaba en Puerto La Cruz y sólo la veía los fines de semana, le provocó acoso e intentos de atemorizarla en su soledad. Un cura, en su iglesia, se encargó de indisponerla con la colectividad, hasta con los familiares de sus alumnos y los vecinos suyos. Fue ese, para nosotros, un año infernal, mucho peor de lo que antes, en los tiempos de la clandestinidad, habíamos vivido. Hasta las autoridades del liceo, donde dirigía un docente quien por cierto, “¡cosas veredes, amigo Sancho!”, más tarde se alineó en la división de AD con el Dr. Prieto, pusieron a la joven a punto de renunciar al trabajo. Menos mal que, por amigos, de aquellos que, por distintas razones, como el arte y la literatura, uno y ellos con uno, nunca rompen los lazos, logré que, al año siguiente, la trasladasen a Barcelona donde yo vivía y trabajaba. Pero tengo otra historia que, a la memoria me ha llegado por lo acontecido en La Florida, donde los buscadores de brujas, como los de Salem, han reaparecido y en un mundo nada santificado. Era yo docente de Historia, en una universidad católica, buscado y solicitado por un amigo, quien allí era el director. Debía dar clases los fines de semana, en el último año, en una escuela para docentes. Mi amigo, ante la necesidad que le planteó el crecimiento de la escuela y continuidad, creyó era yo la persona adecuada para asumir aquella tarea, pese ser muy conocido, dado que escribía en la prensa regional, tanto como ahora en distintos medios y exponía mis opiniones con la desnudez de San Francisco, por lo que nunca antes, ni después, fui llamado por ningún colegio privado de los tantos que nacieron mientras yo ejercía mi profesión. Además, era dirigente gremial. Vi a muchos colegas ser buscados, hasta bastantes de mi especialidad, por los dueños de aquellos, pero en mí, “nunca se fijaron”. Fui para ellos una cosa no existente aunque fuese esto convencional, un fantasma o un brujo. Pero el amigo de esa universidad, todavía no sé por qué, nunca le pregunté, creyó que era yo, según su evaluación y de unos dos más que le acompañaban, quien podía cumplir como ellos aspiraban ese rol. Terminado el primer semestre, llegando yo de visita a la sede de aquella universidad, para fines muy específicos, como ponerme al tanto de lo que fuese menester, me dijo: -“Tenemos un problema. El supervisor – se refería a un dirigente de Copei y como tal “muy católico” – ha introducido ante la rectoría en Caracas, una denuncia contra ti y pide se te rescinda el contrato”. -¿Y en qué consiste esa denuncia?”. Pregunté. -“Pues, él dice que tú estás enseñando comunismo”. Otra vez, como ha sido siempre, me sentí como un “brujo de Salem”. Enseñar comunismo es poner a los alumnos a revisar todo lo que sea necesario, sin hacer excepciones, que tenga valor para elaborar respuestas y la verdad que cada quien considera suya. Sin esconder ni difamar nada. Nunca ideologizar o imponer verdades. De eso le pasó a Darwin. Pues por sus primeros trabajos, al hablar de la evolución hasta llegar al hombre, a partir de las formas más simples de vida, contradecía la “creación divina” del humano, la bella historia de Adán y Eva. Darwin aparecía como un renegado de Dios. Pasaron por alto la infinitud del espacio y los secretos todavía no revelados. A la semana siguiente, todavía de vacaciones, volví de visita a la universidad y a mi amigo. Después de saludarle y viéndole sonriente, le pregunté en estricto lenguaje coloquial: -“Por fin, ¿en qué paró la vaina? - “Pues te felicito y me felicito. Esa denuncia fue desechada y quien quedó muy mal parado fue tu denunciante”. -“¿Si?” Pregunté extrañado. “¿Qué pasó? -“Pues las autoridades de arriba, de la rectoría, me llamaron y también a los dos curas que son alumnos tuyos. Estos se encargaron de desmontar toda la tramoya que el sujeto contra ti montó. Los curas, a quienes él mismo quiso usar como testigos y pruebas, dijeron saber de tus tendencias, lo que eres, formación y piensas, pero negaron de manera absoluta que les impusieras tus ideas. Que en tu clase todos tenían libertad para formarse sus opiniones y exponerlas sin que eso influyera en tu evaluación. Así que, aquí te quedas”. Dos semestres más tarde, por razones distintas, muy personales y familiares, como que mi compañera necesitaba más mi presencia, mis dos hijas estudiaban fuera de Barcelona, la ciudad donde vivíamos y vivimos juntos casi toda la vida, renuncié a aquella tarea de la cual guardo bellos recuerdos, empezando por este que he contado. Las brujas de Salem, siempre salen, aunque sea de vez en cuando.

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